La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El culo 'pelao' de Sevilla

Es descorazonador el desinterés o incluso la aversión de muchos sevillanos hacia los árboles

Otra vez los árboles en el punto de mira después de que la caída de una rama en el Alcázar hiera a ocho personas, dos de ellas de gravedad. Hace cinco días se desplomó un árbol de gran envergadura en la Avenida de la Cruz del Campo. Y hay más de mil en riesgo de caída. No se puede culpar de ello exclusivamente a la actual Corporación. Como recordaba ayer el compañero Diego J. Geniz, cuando el PSOE llegó a la Alcaldía el número de árboles en riesgo era de 2.500. Esto no significa que se hayan salvado 1.500, sino que la mayoría han sido talados. Como seres vivos los árboles pueden enfermar o envejecen y es necesario talarlos. Pero son los seres vivos más longevos si reciben los cuidados debidos. Y cuando sea necesario talarlos, se plantan otros en vez de dejar, como aquí se hace, alcorques vacíos o cubiertos de cemento y patéticos tocones. El equipo de Espadas mejoró el modelo de contrato para su cuidado y se comprometió a plantar 7.000 en un año en acciones como la conversión de la Avenida del Greco en un bulevar con un centenar de árboles. Ya veremos.

Es descorazonador el desinterés o incluso la aversión de muchos sevillanos hacia los árboles, que por desgracia afecta por igual a ciudadanos y autoridades. Esta debe ser una de las pocas ciudades de Europa en la que las obras de peatonalización de un espacio tan extenso y relevante como la Avenida de la Constitución se inicien cortando los árboles de gran porte de su primer tramo... ¡en una ciudad con un verano de cinco meses! Y una de las pocas en las que calles anchas y largas de zonas caras -República Argentina o Virgen de Luján- están más peladas que el culo al que tantas veces aludía Luis Aragonés.

Porque hay que reconocer que en esto de preferir las calles sin árboles o no cuidarlos, talarlos y no reponerlos somos absolutamente democráticos: culo pelao son muchas calles lujosas y modestas, del centro y de los barrios. Con tanto entusiasmo se cortan los árboles ante el antiguo Hospital de la Sangre (recientemente la Mesa del Parlamento intentó también cargarse las 14 palmeras centenarias del patio interior sin molestarse en pedir un informe) o ante San Telmo "pa que luzcan las fachás" como se recortan los naranjos con motosierra y fuera de fecha, en plena floración del azahar, en vez de podarlos o se condenan los árboles de San Francisco Javier y Luis de Morales para ampliar el Metrocentro. Esto es lo sostenible según Sevilla.

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