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Punto de vista

José Ramón del Río

jdel35@hotmail.com

El debate

Todos señalan que se aprecia un partido dividido y ya sabe cómo castiga la política las divisiones internas

No escribir sobre el debate que tuvo lugar entre los tres candidatos a la Secretaria General del PSOE puede parecer desprecio a ese partido cuando, tanto por razón de historia como de futuro, tiene una importancia trascendental en la política española y, por tanto, para España. Lo primero que me llamó la atención, fue que en esta ocasión Pedro Sánchez se mantuvo en términos de cortesía y dejó a los otros dos candidatos exponer sus parlamentos, sin interrupciones. No lo hizo así cuando debatió con Rajoy, al que desde la primera hasta la última de sus intervenciones, le interrumpía, sin dejarle hablar, insultándole de paso. Algún asesor le debió advertir que la agresividad con compañeros se volvería en su contra, además de que, en esta ocasión, la periodista que moderaba el debate no iba a consentir lo que permitió Campo Vidal, que no le cortó ninguna de sus continuas muestras de mala educación.

Sigue Sánchez acusando a Susana de haber propiciado la abstención que permitió a Rajoy ser investido presidente y le faltó a la andaluza cuando le inquiría el porqué de la abstención; habría que señalarle que la merma de votos en las elecciones de octubre y de junio respecto a las de años atrás hacía presagiar que la hemorragia continuaría, hasta producirse el temido sorpasso con Podemos. Tampoco hubiera estado de más señalar, como razón coadyuvante, que el país sin Gobierno estaba paralizado.

No fue un debate de guante blanco, pero tuvieron el mérito de guardar las formas. Demasiadas veces empleó Susana el término "cariño" cuando se dirigía a Sánchez, sonando, además de falso, a protector. Todos los comentarios coinciden en señalar que se aprecia un partido dividido y esto debiera hacerles pensar a sus responsables porque sabido es cómo se castiga en la política las divisiones internas. Alguien ha puesto un ejemplo que hubiera debido servirles: la decisión sobre la OTAN. Felipe González no la dejó en manos de los militantes para que decidieran por sufragio porque de haber sido así, el resultado del "no" estaba cantado.

Como parece que se ha puesto de moda sacar a la luz confidencias, tampoco voy a privarme de contar la mía. Me la hizo Borrell, hoy máximo asesor de la candidatura de Sánchez, cuando estuvo en Sevilla invitado por el Grupo Joly para hablar de las cuentas (y los cuentos) de Cataluña. Como llegó con mucha anticipación, me lo confió Tomas Valiente, director general del Grupo Joly, para que lo entretuviera. Me hizo entonces una valoración de los principales políticos del PSOE y puedo asegurar que el que salió peor parado fue el que ahora asesora para ser secretario general.

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