opinión

Iván / Gómez

Los deberes de Berlín

UN año más, los mejores exponentes del modelo agrícola andaluz, garante de la calidad y seguridad alimentaria, se plantaron en Alemania, corazón del brote de E.coli que tanto daño causó al sector, para afinazar la confianza conseguida durante la última década entre los consumidores europeos y seguir trabajando en la expansión a mercados no tradicionales. Casi medio centenar de productores hortofrutícolas acudieron a la muestra de Berlín para ser embajadores de una tierra que exporta a los países de la Unión Europea cada año nada menos que dos millones y medio de toneladas tan sólo en frutas y hortalizas.

El escaparate Fruit Logistica se ha convertido en una cita obligada, en el altavoz internacional más potente para dar a conocer las excelencias del campo, y en su última edición echó el telón marcando en las libretas de los empresarios y administraciones desplazadas un sinfín de contactos comerciales, pero también una buena cifra de asignaturas pendientes.

Aumentar la productividad al tiempo que se reducen los gastos para lograr más rentabilidad de las explotaciones, favorecer la concentración de la oferta, el avance hacia una agricultura integrada y el impulso de una marca común como imagen de fortaleza del sector son sólo algunos de los retos a los que se debe dar una respuesta urgente, ahora que el acuerdo de la Unión Europea con Marruecos pone contra las cuerdas al campo andaluz.

El país norteafricano competirá en situación de ventaja por sus menores costes de producción generando a medio plazo serias dudas sobre los cultivos de tomate y fresa andaluza y la réplica, tal y como se comenzó a estructurar en la feria alemana, solo puede llegar a través de las 3M: máxima calidad, máxima seguridad y máxima garantía de protección del medio ambiente. La supervivencia del sector pasa por responder con unión e inmediatez a los deberes de Berlín.

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