APARECEN como los grandes favoritos del grupo estos dos equipos que han llegado a la cita alpina por caminos paralelos. Ganó Suecia en Estocolmo y España en el Bernabéu, lideró durante casi toda la carrera clasificatoria el equipo nórdico y fue superado por el español en un sprint magnífico cerca de la meta. España y Suecia colisionan esta tarde en el corazón del Tirol en lo que puede colegirse como una cita importante pero no vital, trascendente pero no decisiva, que pase lo que pase esta tarde en el Tívoli Stadion siempre le quedará otra bala al perdedor, pero ¿por qué pensar en la segunda jugada quedando ésta?

Sofocado el gratuito incendio que prendió Torres en su sustitución y que reactivó Luis al día siguiente, España parte de favorito en todos los corrillos de apuestas. Suecia no sólo no es un cualquiera, sino que cuenta arriba con una especie de delantero taumaturgo que tiene la picardía de sus ancestros y la fuerza que baja del norte. Zlatan Ibrahimovic es la gran amenaza sueca, algo que se sobredimensiona por el crédito tan bajo de nuestro sistema defensivo. Por ahí, por ese descrédito es la vía por donde penetran la inquietud y la incógnita. El método sueco y la imaginación española es un duelo que se queda sin pronóstico precisamente por una defensa como la española.

Si estuviesen ya recompuestos esos desajustes defensivos, si no estuviésemos tan encomendados a la buena estrella de Iker, el partido se embocaría con una confianza total en las posibilidades de los nuestros. Suecia dio una buena imagen ante los actuales campeones y además cuenta con algo por lo que suspiramos, por un mejor palmarés en los grandes eventos, mayormente mundiales. También podría servir el empate, claro que sí, pero no olvidemos que hace cuatro años llegamos a la tercera fecha con cuatro puntos y Nuno Gomes nos mandó anticipadamente a casa. España es favorita y debe hacer valer esa condición, pero esas veleidades defensivas...