LA Asociación de Academias de la Lengua Española estaba en el Ayuntamiento de Sevilla cuando la Audiencia Provincial comunicó la sentencia del caso Macarena. Una oportunidad perdida para que Víctor García de la Concha y sus colegas americanos dictaminaran si en la política hispalense se le llama a las cosas por su nombre, o hay que ponerle nuevo nombre a estas cosas. A la espera de su Diccionario de Americanismos y de la Gramática que globalizará a todos los hispanohablantes, y mientras Marín y Pardo, desencajados, insinuaban que son chivos expiatorios de los bandos enfrentados en el PSOE, vamos a platicar de este degenereque (dícese en Chile a la degeneración).

Marín, encomendado por el que era su partido para manejar el cotarro del distrito, ahora que está expulsado de la casa común dice: "Si tengo que pagar el pato, lo pagaré, por ahora". Tras acupearlo (verbo que en Costa Rica equivale a defender, respaldar), si finalmente tiene que ingresar en la cárcel porque su recurso no prospere, amenaza con tirar de la manta porque está harto de ser un pariguayo (persona que hace el ridículo).

Cuando José Pardo dice que "no ha habido compadreo con Marín porque dentro del partido hemos sido antagonistas, él con el alcalde y yo con los otros, y Marín llegó con la orden de que todo lo que oliera a Carmelo Gómez se quitara de en medio", canta la gallina del zoqueterismo (reparto de cargos públicos para ganar apoyo y favores).

El PSOE acataba ayer la sentencia manteniéndose en sus trece: "Fue un error administrativo". Pero a Pardo le falló el subconsciente al quejarse de una condena de tres años por unas cantidades tan irrisorias. "Seríamos choricillos de baja estofa, peores que los que se llevan los pivotes, pobres hasta para robar". Mi reino por un pelotazo de los de verdad.

Someto a consulta académica si a este pufo municipal le conviene más el verbo jetonear (decir mentiras o infundios) o naipear (engañar, inducir a otro a tener por cierto lo que no lo es).