E L alto directivo en Andalucía de un conocido operador de telecomunicaciones privado del Reino Unido recibió la oferta de Zoido para ser el hombre fuerte de las empresas municipales. El deseado lo pensó, hizo las cuentas, lo volvió a pensar... Pero nada. Imposible. En su puesto lo gana muy, pero que muy bien. Si lo despidieran algún día, recibiría una muy, pero que muy buena indemnización. Y nada de eso le puede ofrecer la administración municipal. Ni de Zoido, ni de nadie. El deseado seguirá siendo tan amigo de Zoido como cuando lo acompañó en su última conferencia en Madrid. Y formará parte de esa legión de profesionales que nunca entrarán en una política mal pagada y crispada.
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