La semana de terror que empezó en Manchester y siguió en Egipto continuó en Filipinas: 42.000 personas han huido de Marawi, al sur de Mindanao, y 2.000 han quedado atrapadas en la ciudad, controlada por los islamistas del Grupo Maute, asociado al Daesh. El terrorismo global islamista que hace pervivir en el siglo XXI las antiguas guerras de religión es la manifestación de un mal más profundo que busca causas/pretextos para desatar la barbarie. Ese pretexto puede ser religioso o ateo, reaccionario o revolucionario. Lo mismo da. Se engaña quien cree que educando e integrando a los jóvenes musulmanes europeos y potenciando el bienestar y la transición a la democracia en los países árabes se erradicará el fundamentalismo. La educación, la cultura y el desarrollo no vacunan contra la barbarie, como bien sabemos en Europa.

La barbarie desplegada por el terrorismo islamista es poca cosa si se compara con la desatada por Leopoldo II de Bélgica, Stalin o Hitler. El nacionalsocialismo, la peor pesadilla creada por el hombre, fue incubado durante un siglo por la cultura alemana y eclosionó entre 1918 y 1945 en el corazón de la Europa más culta, mejor educada y más desarrollada. En los dos últimos siglos las más pavorosas manifestaciones del mal han nacido en Europa. No, el desarrollo tecno-científico, la educación y la cultura no pueden frenar la barbarie. Por el contrario: se ponen a su servicio. Leopoldo II, Stalin y Hitler tuvieron el aplauso y los avales de universidades, academias, científicos e intelectuales.

El recién publicado y muy recomendable Creer y destruir: los intelectuales en la máquina de guerra de las SS de Christian Ingrao (Acantilado) estudia el caso de los economistas, juristas, lingüistas, filósofos, historiadores y geógrafos que justificaron académicamente y adoctrinaron a las SS y los Einsatzgruppen responsables del exterminio de los judíos de la Europa del Este. Tiene razón George Steiner: "Ahora sabemos que leer a Goethe y a Rilke, disfrutar con Mozart o Bach, es compatible con matar a millones de inocentes… El primer problema, contra el que lucho en todos mis libros, es muy simple: ¿por qué las humanidades y la razón no nos han dado protección alguna contra lo inhumano?". No busquemos las causas del terrorismo islamista solo en razones geoestratégicas o en las corrientes fundamentalistas del Islam, sino sobre todo en el mal que forma parte del ser humano. El Diablo, probablemente…