LO que estaba previsto para el caluroso ferragosto termina por llegar en el gélido enero. Aquel derbi de camiseta corta e ilusión intacta aparece ahora con guantes puestos y bastantes dudas en la libreta. Hace cinco meses, cuando se tendría que haber jugado este partido, Sevilla y Betis andaban con las pilas cargadas. Los primeros, en tres competiciones, Europa incluida. Los segundos, con el traje nuevo de Primera y un libro abierto en blanco que ya nunca más iba a ser firmado por aquél al que le fueron. Ahora, las dos ciudades de Sevilla se agarran a la Liga casi en el mismo piso.

Y es que 1.078 días después, el próximo sábado a las diez, Sevilla y Betis volverán a enfrentarse en la máxima categoría. Ha llovido tanto y el fútbol ha pegado tantas dentelladas que nada es lo que fue hace casi tres años, un 7 de febrero de 2009. Ninguno de aquellos entrenadores -Jiménez y Chaparro- se sentará este fin de semana en los banquillos de Heliópolis. Apenas tres béticos -Nelson, Juanma y Casto- permanecen ahora en la plantilla de aquel Betis que saltó al verde del Sánchez-Pizjuán y sólo seis sevillistas -Palop, Escudé, Fernando Navarro, Fazio, Jesús Navas y Kanoute- siguen de blanco y rojo 1.078 días después. Afortunadamente no está tampoco el que fuera dueño del Real Betis Balompié y sí permanece, quién sabe hasta cuándo, el todavía máximo rector del Sevilla Fútbol Club.

Han pasado 1.078 días desde aquel 7 de febrero de 2009, desde aquel partido en Nervión que ganaron los visitantes (1-2) rompiendo una racha de 12 años sin rascar allí. Tristeza y alegría efímeras para todos. Para unos, los de blanco y rojo, porque cuatro meses después (19 de mayo) levantaron en Barcelona la Copa. Para otros, los de verde y blanco, porque cuatro meses después (31 de mayo) se fueron al pozo de Segunda. Ahora, enero de 2012, ya no hay Copa y el descenso parece lejos. Ahora sólo hay Liga. Y hay derbi. Y hay fútbol de Primera en toda Sevilla.