hoja de ruta

Ignacio Martínez

Un dolor de cabeza

EL alcalde de Sevilla ha mandado una carta al presidente de la Junta con 16 exigencias. El catálogo es largo y ancho: ley de dependencia, zonas con riesgo de exclusión social, rehabilitación de barrios, programas de empleo, metro, AVE al aeropuerto, ciudad de la justicia, mejora de colegios, reforma de museos, restauración de iglesias, deudas tributarias... Hasta aquí, un menú reivindicativo, que bien podría enviar cualquiera de los alcaldes de las demás capitales andaluzas. Todos ellos del PP, por cierto.

El presidente de la Junta sostiene que se ha enterado de la misiva por la prensa y le ha reprochado semejante indelicadeza a Juan Ignacio Zoido. Si es así que el alcalde ha dado a conocer su carta antes de que la recibiera su destinatario habría que convenir que Griñán tiene razón en molestarse. Pero, además, el jefe del PSOE regional ha añadido que se gana las elecciones para gobernar, no para hacer oposición. Simpática teoría que a buen seguro sus compañeros de partido en la Junta no aplicaron en ningún momento en aquellos tensos años de 1996 a 2004, en los que Aznar gobernaba en La Moncloa y las huestes de Manuel Chaves arremetían mañana, tarde y noche contra sus adversarios políticos en la más cerrada de las oposiciones que se recuerdan.

Pero estábamos con la larga lista de frentes que Zoido quiere abrirle a Griñán en defensa de los intereses de Sevilla. Un pulso que multiplicado por ocho en todas las demás capitales podría debilitar aún más la precaria consistencia del Gobierno andaluz. Pero hay algo que añade a su relación de agravios que más bien puede plantearle una fisura al PP en sus propias filas. El nuevo alcalde, como su antecesor del PSOE, reclama una ley de capitalidad que suponga una mayor financiación para Sevilla. La capital de Andalucía considera que ese ejercicio le cuesta el dinero y quiere compensaciones, como las tienen ciudades españolas en similar situación.

Este asunto no es nuevo, ni exclusivo de Andalucía. En Bruselas también hay belgas, mayormente flamencos, molestos con la presencia de las instituciones europeas, con el argumento de que encarecen la ciudad y colapsan sus servicios. Sin embargo, tanto para la capital europea como para la de Andalucía es un gran negocio tal condición. El alcalde De la Torre ha aprovechado cada ocasión que se le ha presentado en los últimos tiempos para decir que si a Sevilla le resulta gravoso ser capital regional, Málaga lo haría gratis. Ahora que los dos regidores son del mismo partido estaría bien que se aclarasen entre ellos. En definitiva, el PP debería explicar si quiere que Sevilla tenga un estatuto de capitalidad dotado de fondos especiales. Como ven, en el cerco que las legiones populares se disponen a hacer a la única aldea socialista que queda en España, no todas las exigencias debilitan a Griñán. Con alguna puede dolerle la cabeza a Arenas.

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