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Cosas que pasan

Ricardo Castillejo

El dolor de ser madre

DICEN que contamos con cierta preparación para la llegada del momento del adiós definitivo a nuestras madres pero que, ante la pérdida de un hijo, no existe forma humana de sobreponerse. Se trata de una pena tan intensa, tan profunda, tan enquistada en el corazón que, sólo el mero hecho de su contemplación, nos provoca, en cierta medida, compartirla.

Así mismo, sobrecogido, me sentí esta semana al coincidir con Estefanía Luyk en un acto en Sevilla donde la modelo tuvo que desfilar, atender a los medios y hasta esbozar alguna sonrisa cuando la situación así lo requería. Observándola con atención descubrí en sus ojos, cuando cesaban los flashes de las cámaras, el poso de la tristeza del reciente fallecimiento, víctima del cáncer, de su hermano Sergio. Y lo duro que es, también, tener que trabajar cara al público cuando, lo que de veras te apetece, es estar en soledad con los tuyos.

En este caso, aparte de su marido, Estefanía cuenta con otro hermano, Alejandro, y, sobre todo, un padre, Clifford Luyk, y una madre, Paquita Torres, que, desde el principio, están dando ejemplo de una entereza y una elegancia que les honra. Hace sólo un mes y cuatro días de la muerte de Sergio y, la familia al completo, ya ha reaparecido en un acto homenaje que, los equipos de baloncesto del Real Madrid y Barcelona, quisieron rendirle al primogénito de los Luyk. Una serena actitud que confirma cómo no hay nada mejor que ser natural para que, con naturalidad, todo sea entendido. Al fin y al cabo, hablamos del mundo del espectáculo y, ya saben, there´s no business like show business

Por eso quisiera recordar en esta ocasión a mujeres como Concha Márquez Piquer, María Jiménez, Belén Rueda o Paloma Rocasolano, mamá de la Princesa Letizia. A aquéllas, conocidas -y también anónimas-, que hoy ven celebrar el Día de la Madre sin poder estrechar entre sus brazos a esa carne de su carne que Dios, tal vez celoso del amor de las unas por los otros, reclamó para sí. Un castigo desmesurado sin explicación que lo justifique.

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