AMANECE el que en tiempos pasados era el día más grande de la Feria. Hablamos de un tiempo en el que el domingo era el premio de la semana y no como ahora, que se ha convertido en la víspera del lunes. En este día llegaban en riadas la gente de los pueblos y las praderas del Parque de María Luisa no daban abasto para acoger a tanta gente como allí acampaba y hasta sesteaba. La Feria del Prado fue declarada insuficiente y de ahí su traslado, pero contaba con un pulmón como el Parque para, sobre todo, el multitudinario domingo. Lo de hoy no tiene nada que ver, pues los días más grandes de la Feria de Sevilla son los del comienzo. El domingo ya no es lo que era, cualquier día de la semana es más atractivo y hoy tiene mucha carga de tristeza por una nueva Feria que se acaba. El arrastre del último miura coincide con los primeros martillazos para el desmontaje y luego los fuegos, pero no es lo mismo.
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