La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Un domingo sin posible retorno

Ahora, sí. Palabrita del Niño Jesús que ahora sí que ha entrado el tren en agujas y que ya no hay vuelta atrás. Domingo de Pasión que en esta Sevilla nuestra se convierte como por ensalmo en Domingo de Pregón. El Domingo de Pregón es como la contrarreloj que deja definida una carrera de prestigio, el día en que la víspera ya no permite opción a la duda. Pregones los hay a manojitos, que ninguna tertulia es algo si no organiza un pregón y hay que ver cómo proliferan los bodrios inaguantables llenos de ripios o de moralina que no viene a cuento. Pregones habrá, pero Pregón Pregón, lo que se dice Pregón, sólo el que se da desde el atril de un Maestranza que siempre se queda insuficiente. Tras la brillantez de los pregones de Lutgardo, de Rafa y de Alberto nos llega el de José Ignacio del Rey y a ver qué resulta, si carne o pescado. Y lo dicho, ya no hay vuelta atrás.

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