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análisis

Rogelio Velasco

El duro camino hacia la próxima década

España es el tercer país del mundo más endeudado con relación al PIB, si sumamos administraciones, familia, empresas y bancos · Se necesitarán unos diez años para alcanzar otra vez niveles sostenibles

NO vamos a encontrar atajos para salir de la crisis. Ni con nuevos ni con viejos gobiernos. Naturalmente los buenos gobiernos son importantes, porque sientan las bases para que vuelva un crecimiento más sostenido y estable. Pero sin control de la política monetaria, sin moneda propia y con la política fiscal muy limitada, es inevitable el sufrimiento, y en España, el sufrimiento va a ser largo.

Nos dirigimos hacia el cuarto año de recesión económica ¿Cuánto tiempo más va a transcurrir hasta que vuelva el crecimiento y se genere empleo? Las previsiones sobre crecimiento están siempre sometidas a errores, especialmente en estos momentos de gran incertidumbre , pero sabemos qué ha ocurrido con otros países en la historia reciente, por qué fases de la crisis y de la recuperación han pasado y en qué fase se encuentra ahora la economía española.

Para empezar, el gobierno está comprometido este año en reducir el déficit hasta el 5,3% del PIB, desde el 8,5% del pasado. Como el recorte de gasto que se anunciará en los próximos días rondará los 30.000 millones de euros, con esa cantidad no va a ser posible alcanzar el objetivo. Por cada punto de PIB en que disminuya el gasto, el PIB se reduce alrededor del 0,7%. A su vez -y dada la elasticidad de los impuestos a la caída del PIB- la recaudación se reducirá en un 0,5% del PIB. El aumento de las prestaciones por desempleo que genera la caída del PIB aumenta el gasto público en un 0,1%.

Al final, la suma de estos factores nos indica que para alcanzar el objetivo del 5,3%, el conjunto de administraciones públicas tienen que reducir su gasto este año entre 55.000 y 65.000 millones de euros. Imposible. Creemos que el gobierno debe ir hasta un punto que no genere tensiones insoportables, pero que mande al mercado la señal que se está haciendo, aunque a un ritmo más lento.

Pero más allá de los objetivos de reducción del déficit, el problema cuantitativamente más elevado con el que se enfrenta la economía española es el de la reducción del endeudamiento privado, causa primera y más importante de la actual crisis que padecemos.

Globalmente, somos el tercer país del mundo más endeudado con relación al PIB, si sumamos el endeudamiento público, al de familias, empresas y bancos. Sin embargo, no es en el endeudamiento público en donde tenemos que realizar el mayor esfuerzo, sino en el privado, como ahora veremos. El endeudamiento público español es el tercero más reducido de toda la OCDE, sólo más elevado que Corea y Australia. Si las condiciones económicas, internas y externas, permitieran crecer, el déficit se reduciría y la deuda se estabilizaría en un plazo relativamente corto, de unos cuatro o cinco años.

Por el contrario, después de las irlandesas, las empresas españolas son las más endeudadas de la OCDE. Las familias españolas se encuentran también entre las más endeudadas y sólo la banca está en relativa mejor situación.

Son estos componentes privados los que necesitan una mayor reducción de su endeudamiento, incluyendo a la banca, porque la falta de confianza ha yugulando su capacidad para recibir fondos en los mercados internacionales.

Este desapalancamiento a gran escala del sector privado español, es el que está contribuyendo, y va a continuar durante muchos años, a tasas negativas de crecimiento de la demanda interna. Sólo el crecimiento de las exportaciones -sobre cuya importancia vital no dejaremos de insistir- está compensando parcialmente el desolador panorama interno.

Lo que otras crisis recientes de carácter financiero nos informan, es que los dos-tres años iniciales contemplan crecimiento de las deudas pública y privada. Al final de este periodo, la deuda privada empieza a disminuir, mientras que la pública sigue aumentando durante cuatro-seis años. El crecimiento continuado del PIB durante este último periodo provoca que al final -unos diez años- los endeudamientos público y privado alcancen nuevamente niveles sostenibles. En España, vamos por el cuarto año y apenas se ha reducido el endeudamiento de las familias un 6%. No existe una norma que indique cual es el nivel sostenible de endeudamiento, porque depende de otros activos que posean las familias, entre otros factores. Pero si observamos lo realizado por otros países, las familias españolas van a estar durante muchos años reduciendo sus deudas y consumiendo escasamente. Las familias de EEUU han reducido sus deudas en un 15%. En apenas dos años estarán a un nivel similar al de antes de la crisis. Tasas similares han alcanzado las británicas. Suecia y Finlandia -durante la crisis de los noventa- lo redujeron en un 40%.

En consecuencia, la gran debilidad del consumo interno va a permanecer durante muchos años; otros países se están desendeudando rápidamente, pero nosotros apenas hemos empezado.

Por el lado de las empresas, es cierto que el alto endeudamiento se debe, en cierta medida, a las elevadas deudas del sector inmobiliario. Esas deudas se están reduciendo a costa del reconocimiento por los bancos de los créditos fallidos. Pero el resto de sectores industriales y de servicios no inmobiliarios no podrán ejercer una gran tracción sobre la economía, tanto por las dificultades para conseguir créditos como por la depresión del consumo interno.

Son las exportaciones la única vía que puede suavizar este ciclo recesivo, en el que la atonía del consumo de las familias se va a prolongar durante muchos años de esta década.

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