Con efecto

javier / mérida

Con efecto: 'Sobre la presunción de inocencia'

Ahora que con el turbio asunto de Osasuna tanto se ha hablado de la presunción de inocencia de Jordi Figueras, hay quien no ha caído en la cuenta, entre ellos esa minoritaria caterva de indeseables de Gol Sur que ha entonado cánticos contra una mujer supuestamente maltratada, que Rubén Castro goza de los mismos derechos que su compañero. Que yo sepa, el canario no sólo no está condenado, sino que no ha sido ni juzgado, de ahí incluso que los execrables cánticos que se oyeron vayan también en contra de él y hasta de sus intereses, ya que ese reducido grupo de malnacidos (la cantinela apenas se oyó en el resto del estadio) da por sentado que éste zurró a su ex novia, a la sazón Laura Pavón.

Si sale a la palestra el nombre de la presunta víctima, hasta ayer omitido por los periodistas, es porque a su abogada le ha faltado tiempo para darle cobertura mediática al asunto y hablar por boca de ella no se sabe bien con qué intereses: si denunciar la asquerosa apología del maltrato acaecida en Heliópolis, defender a su clienta e inclinar a la opinión pública en su favor o, por qué no, publicitarse ella también una mijita, que nunca viene mal en caso tan puntero como éste que le va a garantizar, a buen seguro, más apariciones televisivas.

Habla, con voz tibia y medida y cierto afán populista, Amparo Díaz, que así se llama la letrada, de que los cánticos afectan a todas las mujeres maltratadas y del hostigamiento continuo a su defendida, pero, lógicamente, entre otras cosas porque no es su deber, no se pone en la piel de Rubén Castro, quien ha negado los cuatro espisodios de maltrato (no la amenaza vía teléfono móvil) y quien también está sufriendo, en igual medida, la que se ha montado por mor de unos descerebrados ajenos a él y a su causa que lo están perjudicando, personal y deportivamente.

Laura, en su día, esgrimió también una agresión sexual y el Juzgado de Violencia sobre la Mujer archivó la denuncia, así como otra por maltrato habitual en una relación que define como "conflictiva" la propia juez. Y, que se tenga conocimiento, los testigos presentados por la defensa sobre las cuatro agresiones son las amigas de la presunta víctima. También existen declaraciones de empleados de un hotel que podrían tener su peso el día del jucio.

Así, apliquémosle la presunción de inocencia también a Rubén Castro. Pero si en el juicio, cuando se celebre, es declarado culpable, que la ley sea implacable con él en la misma medida que con cualquier otro maltratador, sea famoso o no. Que ya me veo ese circo televisivo de vomitivos tertulianos y los micros rosas a las puertas del juzgado con su juicio paralelo.

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