La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Las esclavas no se matan

La mujer está pagando con su vida su libertad. Si antes se asesinaba a menos es porque no se mata a una esclava

No creo que en las actuales sociedades avanzadas la causa primera de la violencia contra las mujeres, que por desgracia tantas veces llega al extremo del asesinato, sea el machismo o el patriarcado. Éstos -insisto: en las sociedades actuales avanzadas, otra cosa son aquellas en las que impregnan la legislación y las costumbres- tienen que ver con el también indeseable mal trato no violento que incluye restricciones a la libertad personal, humillación, dependencia, sometimiento, roles inamovibles y perpetuación de estereotipos. Males que han durado hasta antes de ayer y de los que aún quedan demasiados vestigios. Recuérdese la publicidad de bebidas alcohólicas, tabaco, coches o pantalones (dominio de él, mujeres sometidas que reconocen la supremacía del hombre) y de electrodomésticos, lencería u objetos de limpieza (el hogar como destino de ella, mujeres felices al aceptar su rol) desde los años 50 a los 80 del pasado siglo y se les pondrán los pelos de punta. Y no olviden que esto ha disminuido, pero no desaparecido.

La violencia física y el asesinato tienen que ver, desde luego, con el machismo; pero más con la maldad sin adjetivos. La naturaleza humana necesita de la contención, corrección y límites que procura la educación en valores; y si esta no basta debe ser contenida, corregida y castigada por las leyes. La maldad como brutalidad que desprecia la vida del otro busca las causas y ocasiones que le permitan desplegarse. Estoy convencido de que la maldad precede a la elección y la determina. Ni el nazismo, ni el estalinismo, ni el fascismo, ni el racismo, ni el machismo hacen malos a quienes los eligen. Los eligen porque son malos, brutales, violentos, y esas ideologías, estereotipos y roles sociales o sistemas de valores (más bien de antivalores) les permiten dar rienda suelta a su naturaleza y satisfacer sus instintos. Piénsese en el caso de los padres que asesinan a sus hijos para destrozar las vidas de sus ex parejas. No hay expresión más pura de maldad.

Actúe la ley con toda contundencia y desarróllense políticas preventivas de protección a la mujer. Pero no se olvide que no hay más eficaz prevención que la educación, no en conocimientos (Althusser estranguló a su mujer), sino en valores. Ésta llega donde ni tan siquiera la ley y el castigo alcanzan, ya que muchas de estas malas bestias se suicidan tras cometer su crimen, como sucedió ayer en Vinarós.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios