el periscopio

León / Lasa /

El espejismo del crecimiento del PIB (per cápita)

CUALQUIER persona medianamente instruida es capaz de distinguir la diferencia existente entre el crecimiento del Producto Interior Bruto de una nación y ese mismo crecimiento medido en términos per cápita o por cabeza. No vamos a detenernos en ello. Hasta hace pocos años, hasta la irrupción de eso que algunos se empeñan en llamar "crisis", se tenía la percepción, incluso uno mismo, casi siempre orillado al pesimismo, de que el decenio mágico que fue de 1996 al 2006, año arriba o abajo, se había caracterizado en nuestro país por una implosión desconocida de la economía y de la riqueza. Teníamos la impresión, equivocada quizá por tanto crédito y tanta deuda, que vivíamos un bucle de prosperidad único y que cualquiera podía convertirse en millonario. Los Cayenne, las segundas residencias, los viajes para esquiar en Baqueira, los yates, todo eso parecía estar al alcance de cualquiera. Y quienes no participaban de ese potlatch obsceno eran considerados unos tipos bajo sospecha. Ahora resulta que toda aquella fiesta se hizo, en su mayor parte, con dinero ajeno.

Sin embargo, y como apuntaba, parece que tampoco la progresión que tuvimos fue -además de vulnerable- tan extraordinaria. Al parecer, ese ciclo "de vacas gordas", "de crecimiento ininterrumpido y robusto", con una media de incremento anual del 3,5% del PIB, también ha sido, en su conjunto, un espejismo. Y ello porque, como se explica detalladamente en un magnífico artículo recientemente publicado en El País (España en el país de la maravillas) si ese aumento lo sesgamos por habitante, el cociente que arroja es significativamente menor. Efectivamente, además de años de crecimiento económico, fueron años de crecimiento demográfico, de un flujo migratorio desconocido en su intensidad en Europa. Así, ponderado de esa manera, el aumento del PIB per capita español apenas superó al del resto de Europa en la primera parte del ciclo expansivo y fue claramente menor a partir del año 2004. Se añade en el artículo, para terminar de arrojar agua sobre alegrías pasadas, que ese exceso de crecimiento del PIB per cápita "es inferior a la gigantesca ayuda recibida" en forma de transferencias que, entre el año 1996 y el 2006, ha supuesto casi el 1% anual del PIB. "Una operación de solidaridad sin precedentes", como lo han bautizado algunos expertos. Así que, se colige, ni "milagro español" ni nada parecido. Durante un lapso pequeño de tiempo -como en esos sueños dulces de los que no nos gustan que nos despierten- nos creímos lo que sin duda nunca fuimos.

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