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Breikin Nius

ignacio Gago

A la espera de un milagro

NINGUNO de los pseudovidentes de saldo que pululan por canales de medio pelo a todas horas del día habría pronosticado el éxito de audiencia de La Biblia en Antena 3. En Semana Santa, ya se sabe, las cadenas arriesgan menos que la juez Alaya eligiendo semblante cada día que accede a su juzgado tirando de una maleta ideal para colocar publicidad. Si en estas vacaciones ha habido nuevo atracón de películas sagradas ha sido porque: A)su emisión sale por dos duros. B)suelen pasar de las dos horas largas de metraje y así rellenan buena parte de la parrilla con el mínimo esfuerzo. C) más vale pájaro en mano que pájaro saltando de trampolín.

A pesar de haber salido de compras deportivas para tapar las vías de agua de una parrilla que renquea, Telecinco las ha pasado canutas para plantar cara este pasado mes de marzo en la batalla de las audiencias. Cada vez que Alonso queda fuera de carrera a las primeras de cambio -como en Malasia- los departamentos de audiencias de la competencia de Antena 3 sacan el champán de la nevera. El mismo espumoso con el que brindan las privadas cada día que pasa +Gente en la parrilla de La 1. Ya lo dijimos aquí pero lo volvemos a repetir. Con ese escuálido 5% de cuota que cosecha cada día, raramente el Telediario 2 logrará ser de nuevo líder de audiencia en el siglo XXI. Fíjese si no: los informativos de Piqueras y Matías Prats empeoran el share de su programas precedentes -Pasapalabra y Atrapa un millón-, mientras que el TD2 sube al 11% de share desde el dato ruinoso que maceran entre Igartiburu y el talk show de Ana García Lozano. Ese 5% diario con el que arrancan las noticias de TVE en el prime time le hace más daño que cualquier acusación de falta de independencia o progubernamentalismo. Y eso, duele.

Como duele constatar que la otrora potencia del sector audiovisual español a la hora de fabricar ficción se haya despeñado lamentablemente por la senda de la mediocridad. También es cierto que la crisis no ayuda mucho, pero las series que conviven en las parrillas certifican que el género no pasa por un momento ni mucho menos dulce. Más bien todo lo contrario, como demuestra que Cuéntame continúe siendo la única con una calidad intachable. La ficción española se ha mostrado incapaz de sacar ni un solo título de una serie que le llegue siquiera a los tobillos a las made in USA. Mucha comedia nacional graciosilla de usar y tirar pero nada parecido remotamente por ejemplo a El ala oeste o a House of cards, una nueva obra maestra muy recomendable para congraciarse con lo mejor de la televisión y soñar con poder copiar algo parecido hecho aquí. Para hacérselo mirar.

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