NUEVO Jueves de Feria para la historia contemporánea de este Sevilla que tanta plata apalea a su sala de triunfos. Noche de expectativas gozosas por cuanto hay mucho camino andado desde hace una semana en el Bocho. Como en aquel inolvidable Jueves de Feria de 2006, el de ahora puede adquirir también carácter de efeméride. Los goles de Kolo y de Iborra remontando el de Adúriz hacen que lo de hoy esté ya saboreándose.

Sé que lo ortodoxo en fútbol es lo de no vender la piel del oso antes de abatirle y que con el león pasa lo mismo, pero permítaseme que vea la botella medio llena y no medio vacía. Dos goles en campo contrario dan motivo a ello y si le añadimos que este Sevilla es mejor que este Athletic, miel sobre hojuelas. Si, además, recordamos la inexpugnabilidad del coliseo de Dato, a ver quién puede poner en duda de que la papeleta sevillista ya se ha impreso en Nyon.

Pero tampoco quiero encocorar a los que piensen que hasta el rabo todo es león y más si recordamos aquel episodio en que salió a relucir lo del apéndice leonino para desgracia sevillista. Por tanto, vayamos a la rutina de no hay enemigo pequeño, fútbol es fútbol, los partidos duran noventa minutos, demás lugares comunes y recortes de periódicos que festonean este bello juego. Convengamos, pues, que lo de hoy es un partido y que se ha ido ganando al descanso, sólo eso.

Y lo cierto es que las cosas son tal que así, que al partido le queda un segundo tiempo y que lo más probable, sólo lo más probable, nada definitivo, sea que no haya lugar a añadido alguno y que gane el mejor. Lo de que gane el mejor es otro tópico del fútbol, pero es que pienso que el Sevilla es mejor que el Athletic y que va ganando. Pasará lo que tenga que pasar, pero doble contra sencillo a que este Jueves de Feria será como aquel de hace diez años contra el Schalke.