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El balcón

Ignacio / Martínez

El exilio del héroe

PARECE que Iker Casillas ha terminado de arreglar su complicada salida del Madrid. Se va al exilio. Es verdad que no será un emigrante con apuros económicos, como la mayoría. Pero los últimos años en su club de toda la vida han sido penosos para este héroe nacional. Su caso es una buena foto de España. Casillas no sólo era admirado por los seguidores madridistas, sino por aficionados al fútbol de todos los colores y la generalidad del país. Se va el capitán de la Selección que ganó de corrido tres títulos, dos de Europa y uno del Mundo. Una época irrepetible, como el grupo humano que la protagonizó. Iniesta, el barcelonista autor del gol que hizo a España campeona del mundo, lo celebró recordando a Dani Jarque, futbolista del Español fallecido un año antes.

El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, es un empresario de la construcción a quien gusta llevar su club con el mismo espíritu especulador que su negocio. Hay testimonios de que nunca apreció en exceso a Casillas. Pero el punto de no retorno se produjo cuando su entrenador predilecto, José Mourinho, acusó de traidor al portero por mediar con los jugadores del Barça para recuperar el buen ambiente en el equipo nacional. Mourinho, tipo narcisista y soberbio -no se sabe si más o menos que su admirador Pérez-, estaba dispuesto a ganarle al Barcelona por lo civil o por lo militar. Y no pudo soportar que la mediación de Iker con Xavi y Puyol acabara con el clima de tensión que había generado entre los jugadores que representaban a España en la selección. El ostracismo al que fue sometido el jugador acabó por desquiciarlo, hasta el punto de hacer el ridículo en la Copa del Mundo del año pasado.

Se podría afirmar que aquella victoriosa Selección nacional de fútbol fue un paradigma de lo que este país debería de ser. Un gran equipo, que sería mucho peor si le faltara una de sus partes: catalanes como Piqué, Puyol, Xavi, Busquets o Capdevila, asturianos como Villa y Mata, castellano manchegos como Iniesta, madrileños como Casillas o Torres, andaluces como Ramos, Navas y Marchena, canarios como Pedrito o Silva, navarros como Llorente y vascos como Alonso, hicieron posible aquel milagro. Casillas fue castigado en su club por preservar la armonía en el equipo nacional.

A enmarcar la foto del país ayuda el interesante ensayo El dilema de España. Ahí, el profesor de la London School of Economics Luis Garicano señala el capitalismo castizo, de enchufes, como una de las raíces de la corrupción rampante que se desarrolló en España en las últimas décadas. Garicano lo simboliza en un emplazamiento concreto: el palco del Bernabeu, donde sostiene que se han producido muchos negocios en los que el compadreo se ha impuesto a la meritocracia. El profesor afirma que este capitalismo de amigos y la baja productividad son consecuencia del entorno legal y social que crean las instituciones. A Florentino estas cosas deberían darle vergüenza.

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