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Las dos orillas

José Joaquín León

La fisionomía de Sevilla

A Sevilla le está cambiando la fisionomía, y aparece la pobre muy desmejorada. En la calle se comenta: "Hay que ver cómo está Sevilla, qué bajonazo ha dado, con lo bien que estaba hace unos años". Esto es una verdad, pero en los organismos oficiales nadie lo quiere reconocer. Por eso, ha tenido mérito que lo dijera la historiadora Enriqueta Vila, que fue concejala de Cultura en los tiempos de Alejandro Rojas-Marcos, cuando había concejales y concejalas del nivel de Enriqueta, y que sigue siendo una de las voces más lúcidas del panorama cultural sevillano, como ha demostrado en la reunión del Consejo de Cultura.

-¿El Consejo de qué?

De Cultura. En Sevilla hay muchos consejos, no sólo el de Cofradías. Por falta de consejos no se puede pasar de listo el alcalde Monteseirín. El Consejo de Cultura y el Consejo de Cultura de Empresa, que también existe, se reunieron el pasado miércoles en el Ayuntamiento con Maribel Montaño. En teoría son dos de esas instituciones que hacen perder el tiempo a personas de reconocido prestigio, para que den consejos a los políticos y no se los tengan en cuenta. Por si acaso, Enriqueta Vila resumió la situación:

-Hay que tener cuidado porque los nuevos espacios de ocio y disfrute están cambiando la fisionomía de Sevilla.

Ahí quedó. No sólo los espacios de ocio y disfrute, que se quedó corta. La pobre Sevilla en general está notando el cambio de su fisionomía. Todavía conserva la base de la belleza que exhibiera en sus mejores días, pero tiene mala suerte. Le han salido unos hongos donde más le duele, que aquí los llaman setas. Según proliferan esos hongos con apariencia de setas, más se deforma la pobre, más digna de compasión nos resulta, más lamentos se oyen por las esquinas de la Encarnación y las calles de los alrededores, donde languidece el comercio más tradicional, mientras la epidermis urbana visible se torna espantosa.

Este virus es dañino, está reforzado con la variante IU, y devora la fisionomía y lo que se le pone por delante. Ahora se ha sabido que dejarán las catenarias del tranvía en la Avenida durante la Semana Santa, como si no tuviéramos bastante durante el resto del año. No se puede suprimir, durante un mes, un servicio tan esencial para las comunicaciones en la ciudad. El virus crece por la Encarnación, por la Avenida, por la plaza del Pan, por la Alameda… Contra este virus no se ha descubierto una vacuna. Los experimentos del doctor Zoido no auguran buenos resultados antes del 2012. Así que lo lleva claro la pobre Sevilla, con su fisionomía. Ahora se quiere hacer una cirugía estética, que se la pagará el Estado. Retoques por aquí y por allí. Corre el riesgo de quedarse todavía peor.

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