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La esquina

josé / aguilar

Para frenar a Ciudadanos

PARA sustituir a una Alicia Sánchez-Camacho que se confiesa achicharrada, Rajoy ha designado como candidato del PP a la Generalitat a Xavier García Albiol, un militante que se declara plenamente dispuesto a achicharrarse en unas elecciones que se le presentan complicadas al partido gubernamental. También es el único de los posibles con un elevado índice de conocimiento popular y el único que ha ganado elecciones en la tercera ciudad de Cataluña.

Enfrentado al peculiar ecosistema político catalán, Rajoy ha caminado en la dirección contraria a la emprendida al reorganizar la cúpula nacional del PP. A ésta la sometió a una cura de rejuvenecimiento y viaje al centrismo moderado; en el PP catalán no hay relevo generacional y el discurso es netamente conservador. Albiol es duro, contundente y desacomplejado, con su puntito de provocador.

Promocionando su candidatura, el presidente del Gobierno busca, probablemente, reforzar con nitidez su apuesta por un liderazgo españolista capaz de movilizar a sectores sociales que ejercen su derecho al voto en las elecciones generales, pero en las autonómicas suelen quedarse en casa, favoreciendo a su pesar al soberanismo en apogeo. El mensaje trasciende el ámbito catalán: ante la inminencia de las generales, el PP persigue también el apoyo futuro de los ciudadanos del resto de España cabreados con el desafío independentista. O nosotros o el caos. Porque lo decisivo sucederá a este lado del Ebro.

La estrategia tiene sus peligros. El principal, que García Albiol reduce considerablemente las posibilidades de pescar en el electorado constitucionalista más centrista y, en esa medida, aumenta las expectativas de Ciudadanos, que resulta ser el competidor directo de los populares en el campo de los partidarios de la unidad de España. Quedar en Cataluña por debajo, o muy por debajo, de los naranjitos de Albert Rivera -su candidata: Inés Arrimadas, jerezana, 34 años- no sería precisamente una buena carta de presentación para afrontar unos comicios nacionales marcados sin remedio por el conflicto catalán.

De modo que Rajoy se puede equivocar. Lo que gane por la derecha gracias a Albiol quizás lo pierda, en mayor cantidad, por el centro por culpa de Albiol. ¿Qué pasaría si las ovejas que entran son menos que las que salen? A nivel político, en el centro no tiene por qué estar la virtud, pero, en la España de hoy, en el centro están los votos.

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