Recipiente medio lleno o medio vacío, ésa es la cuestión que diría Shakespeare o he ahí el detalle según el gran Mario Moreno, Cantinflas en el mundo. ¿Quién llega esta noche a Nervión? Para la hagiografía habitual es el campeón vigente de la Premier el visitante, mientras que el resto afirma que es el cuarto por la cola. Casi colista y a 39 puntos del que tiene todas las trazas de suplirle en el trono, el Chelsea de Antonio Conte.

Pero tampoco conviene detenerse en este galgos o podencos que a tan poco bueno conduce. La realidad es que estamos ante un turno de ida de octavos de final de la Champions y que el Sevilla tiene la oportunidad de echar mano de su fortín para algo tan productivo como es dar primero. Sólo el que da primero tiene opción de dar dos veces en un torneo del K.O. como es la primera competición interclubes del mundo y la ocasión de hoy la pintan calva.

Aun dando por descontado que el equipo de Claudio Ranieri no se parece al que salió campeón la pasada primavera, no caben confianzas de ningún tipo. Ha tocado el Leicester y eso es lo que hay, conque a intentar lo que el equipo de Sampaoli suele hacer con cuanto visitante aparece por Nervión, laminarlo a base de carreras y acierto arriba. Agradecido al trato dispensado por el bombo suizo, pero a esperar al vigente campeón inglés como si estuviese a punto de renovar título.

Es una gran gala y el Sevilla de la contemporaneidad, ese Sevilla nacido de un zurdazo prodigioso cierto jueves de Feria, no suele desaprovechar dichos lances. La otra noche, ante un Éibar que, posiblemente, le opusiera las mismas dificultades, o más, que las que hoy opondrá el Leicester, ni siquiera necesitó de jugar bien para ganar. Con una aptitud reconocida, la actitud que nunca le falla será también fundamental para que el Sevilla esté a punto de dar dos veces.