La crónica económica

Alberto / Laborda

La guerra de los coches baratos

PRIMERO la gente se desplaza en bicicletas; después en ciclomotores o motocicletas de baja cilindrada y poco consumo y, por último, se pasa a las cuatro ruedas. De una manera muy sencilla estas tres etapas reflejarían cómo el desarrollo de una economía se traslada a los ciudadanos. Conforme se produce un aumento de la riqueza, los medios de transporte privado a los que puede aspirar la población van mejorando. No tenemos que irnos muy atrás en la historia de España para recordar en qué vehículos nos movíamos los españoles hace 40 ó 50 años.

Esta reflexión viene a cuento de la nueva batalla que se está librando en el mundo del automóvil, para ver quién produce el coche más barato, o menos caro, del mercado. Les llaman el segmento low cost car (coche de bajo coste) e incluso algunos lo denominan ultra low cost car. Son coches que valen entre 1.600 y 7.000 euros. ¿Y dónde se van a vender? En los países emergentes, especialmente India y China. Pasarán a la historia esas imágenes de las grandes avenidas de las ciudades asiáticas atestadas de bicicletas y ciclomotores en un tráfico aparentemente caótico.

Las cifras que hay sobre la dimensión de este mercado son muy diversas. Se estima que China e India pueden suponer el 15% de las ventas anuales de automóviles a nivel mundial (unos 12 millones de vehículos). Independientemente de las cifras concretas no es difícil entender que los volúmenes que se manejan son astronómicos. Hablamos de países que miden su población por miles de millones de habitantes, aproximadamente la mitad menor de 25 años, y tienen tasas de crecimiento anual de hasta dos dígitos. Como curiosidad, en India cada mes se dan de alta ocho millones de nuevos usuarios de móviles y 250 millones de personas se consideran clase media.

La importante dimensión del mercado del automóvil de bajo coste hace que empresas occidentales estén apostando muy fuerte por él. Grupos como General Motors, Renault o Volkswagen tienen a este segmento en su punto de mira. Renault quiere fabricar en India, para 2011, un vehículo que se pueda vender por 1.600 euros. Para ello, colabora con un fabricante local de motocicletas de tres ruedas. Volkswagen lanzará toda una gama de coches de 3.000 a 6.000 euros y espera vender unos 500.000. General Motors piensa invertir 200 millones de euros en una fábrica en India para atender a los mercados asiáticos con una versión de sus Chevrolet. Y así muchos más…

Ahora bien, ¿qué repercusión pueden tener estos cambios en el medio ambiente? ¿En cuánto se verá incrementada la polución? ¿Podrá atenderse la demanda de carburantes con los sistemas de producción actuales? Entiendo que estas preguntas deberán responderse en los próximos años. Quiero ser optimista y creer que se conseguirá contaminar y consumir mucho menos, de modo que habrá para todos.

Hace unas semanas el subdirector general de la FAO, el español José María Sumpsi, hacía una interesantísima reflexión: en países como China o India la gente se alimentaba con un tazón de arroz, ahora el aumento de su nivel de vida les permite comer filete. Algo parecido sucede con los automóviles y, si no, recordemos la historia reciente de España.

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