Todo fue hacer hincapié en la sed que está pasando la España húmeda para que se abrieran los cielos y San Pedro dijera agua va. O sea que mi ventana de ayer tuvo el carácter de rogativa que en ella se presagiaba como remedio a los males que supone una sequía sostenida en tierra acostumbrada y necesitada de agua. Y es que todo el Norte de España siempre confió en la meteorología, por lo que el déficit de embalses es considerable. Pero qué torrentera, qué penosa la conducción por la Autovía del Cántabrico, esa que une Galicia con Behovia entre una sinfonía de montañas y verdor. Mientras tanto, la noticia del impacto de Irma en Florida junto a las de la pretendida secesión catalana copan la actualidad, Sevilla queda lejos y la sensación de nostalgia todavía no ha surgido. Todo llegará, pero la recta final del periplo se acerca como con prisas, qué le vamos a hacer...