FÚTBOL a todas horas. Así arrancó el curso, con partidos de toda laya y en unos horarios dilatados para el buen fomento de la cosa y que la adicción se dispare. Fútbol a todas horas con lo que eso conlleva en un tiempo en que la franja horaria confortable se constriñe de considerablemente. Hay que ver el calor que hacía el sábado a las ocho de la tarde en Heliópolis, pues imagínese el que soportarían los que se dieron cita en La Rosaleda a las muy taurinas cinco en todos los relojes de la tarde. Todo consiste en intentar que el personal vea la mayor cantidad de partidos posible aunque se agreda de forma cruel la integridad física del futbolista.

Se pongan como se pongan y esgriman las razones que quieran, los operadores no tienen derecho a poner un partido en Málaga a las cinco de la tarde en plena canícula. Ahí debería intervenir el sindicato de los futbolistas, ya que se corre un riesgo altísimo al ponerse a tope de pulsaciones mientras los termómetros pueden marcar cincuenta grados a pleno sol. Esgrimen los mandarines de la Liga, en connivencia con los operadores televisivos, que esa apertura en los horarios permite la afluencia de estrellas. Me parece una excusa de perfil bajo , pues ya hubo estrellas cuando la Liga de las Estrellas y no había en esa temporada partidos a las cinco de la tarde.

Quizá el partido que simboliza este rapto de crueldad sea el Málaga-Atlético de Madrid, pero es que veíamos el resumen de San Mamés y resulta que el aspecto del personal, descamisados y rojos como tomates, era similar al de los que soportaban el duro terral malagueño. Por dinero baila el perro, ya se sabe, pero debería la AFE poner pies en pared, que muchas lamentaciones cuando cae un héroe joven con las botas puestas para luego ser conniventes con unos horarios que van contra el deporte. Me decía un eminente médico que el deporte de alta competición daña seriamente la salud. Eso, en condiciones normales, conque si se practica a cincuenta grados centígrados...