IMAGINO que la edil de IU que vetó el homenaje a Foxá no sabía la que iba a venírsele encima y que jamás hubiese osado caer en esa falta de obsoleto autoritarismo sólo con pensar en las consecuencias. O sea que, como a esa ministra que habla con faltas de ortografía, a la edil Medrano le ha podido su incultura y creer que Agustín de Foxá era un falangista sin más. Vamos, que el señor conde no tenía otras cualidades que la de vestir la camisa azul y cantar el Cara al sol. Seguro que si la edil Medrano supiese que, además de falangista y conde, Foxá era un más que aceptable poeta y que realizó diversas misiones diplomáticas para esa República que tanto añora no hubiera caído en el ominoso pecado de vetar un acto cultural. La incuria es mala compañera de viaje, sobre todo cuando se tiene vara alta en el manejo de la vida ciudadana. Y, claro, obrando a ciegas, por impulsos sectarios, puede pasarte lo que a la concejala Medrano. Un lío.