La ciudad y los días

Carlos Colón

La 'kipá' de Obama

EN el habitualmente tendencioso telediario nocturno de la segunda cadena de TVE, cuyo carácter público exigiría más objetividad informativa, se comenta la visita de Obama al Memorial del Holocausto de Jerusalén afirmando que para el candidato demócrata el voto judío norteamericano es tan importante que hasta se ha puesto la kipá, el gorrito con forma de casquete que se coloca en la coronilla de forma idéntica al solideo que usan el Papa, los obispos y algunos religiosos católicos. Que el voto judío es muy importante en las elecciones norteamericanas es algo tan cierto como que lo es el voto latino o el irlandés. Pero no es para ganarse su favor para lo que Obama se puso la kipá. Para ello tiene otros recursos que forman parte de la política exterior norteamericana de apoyo a Israel desde la creación de dicho Estado, tanto bajo administraciones demócratas como republicanas.

Obama se puso la kipá porque su uso, o el de cualquier otro sombrero o prenda que cubra total o parcialmente la cabeza, es obligatorio (incluso para los no judíos) al entrar en los lugares de culto, en los cementerios o en cualquier otro lugar que tenga un carácter sagrado. Como el descalzarse para entrar en las mezquitas o el cubrirse la cabeza que, antes del Vaticano II, era obligatorio para las mujeres católicas. Hace pocos días un amigo visitó el cementerio judío de Ferrara para presentar sus respetos al escritor Giorgio Bassani (el autor de Las cinco historias de Ferrara o El jardín de los Finzi-Contini) poniendo una piedrecita sobre su tumba (esta costumbre judía representa la ofrenda del algo tan perdurable como la memoria del difunto en nuestro corazón, además de un símbolo de expiación de los pecados del difunto). En la puerta del cementerio la guardesa le advirtió que debía cubrirse para acceder al recinto. Por eso, no para disfrazarse de judío y hacerle la pelota al lobby judeo-americano como dio a entender la presentadora que, por ignorancia o mala intención, se puso Obama la kipá al depositar su ofrenda en el Memorial del Holocausto.

También dijo Obama, irritando a esos antisemitas en versión progresista que ahora se disfrazan de antiimperialistas, reconvirtiendo la añeja conjura judeomasónica del franquismo en la conjura yanqui-sionista, que Israel es "un milagro que ha ido floreciendo". Y es cierto. Lo que no quiere decir que los palestinos carezcan de derechos y que no urja la creación de un Estado Palestino que conviva pacíficamente con Israel (siempre que los países árabes, hoy con Irán a la cabeza, rompan su antiguo juramento de exterminarlo).

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