La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

El levante en calma, esa atrocidad

Con la huida del viento de poniente y la amenaza cierta del de levante, hay un interregno desesperante. Es esa especie de tiempo entreguerras eólicas que se llama levante en calma. Con el levante en calma sólo se está bien con el agua hasta el pecho, que no hay forma de bandearse y que se lo digan a los pájaros, que un servidor ha visto cómo se desplomaban algunos bajo la banda sonora de las chicharras. El levante en calma es la antesala del viento huracanado que en este oasis conileño viene de tierra adentro con todo lo que ello conlleva de mercurios por las nubes y una variopinta fauna de insectos interfiriendo. Así amanecía ayer, primer sábado del verano auténtico, el oficial, junto a la mar océana y la playa era una feria sin la necesidad, válgame San Cleto, de dar con los duros antiguos, sino la muy perentoria de no salir del agua por ningún motivo.

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