CUENTAN personas honorables, de las que han visto pasar toda una vida sin entreverarse en problemas con el prójimo, que en Guimaraes han pasado miedo. No iban a la guerra, sino a un simple partido de fútbol, uno de esos lances de ida y vuelta en los que mucho de lo que pasa en la vuelta se gestó en la ida. Aquí, el sector impresentable de la afición del Betis embarró tanto el ambiente que los polvos de la vuelta han sido terroríficos. Me cuentan hechos más propios de la guerrilla urbana que de lo que ha de rodear un partido de fútbol. Y aquí, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra y quiero darle el triste protagonismo debido a esos dirigentes que están prácticamente secuestrados por gente que no tiene sitio en la normalidad. Lo de Guimaraes lo he visto en muchos sitios, unos más cercanos que otros. Por eso, el que esté libre de culpa...