L O de Juan Espadas, decididamente, está complicándose. A la falta de decisión de los socialistas para poner en marcha la maquinaria electoral se sumará dentro de apenas unos pocos meses las vísperas del habitual tira y afloja en relación a las listas electorales. Aquí es donde se despejarán todas las incógnitas y algunos discursos pueden quedar en nada. Los puestos con garantía de salida son del orden de diez o doce. No más. Los candidatos posibles, sin embargo, superan con creces esta cifra. ¿Por qué? Porque se da por descontado que el cabeza de lista querrá contar con al menos tres ediles de su estricta confianza, después hay que resituar a los concejales de la mayoría oficialista (castigados por Monteseirín estos últimos cuatro largos años) y debería buscarse alguna cara nueva. Las agrupaciones que fueron críticas quieren su cuota por colaborar. El proceso de selección promete. Y mucho.