GORDILLO y la alta misión que le ha encomendado la eximia juez aparte, la noticia que ahora abarca la atención de todo el fútbol patrio es la de qué lista será la que dé Vicente del Bosque para ese chino en el zapato que es el México-España del día 11. Tres días después visita el mayor suministrador de internacionales a un Sevilla que también tiene su corazoncito, léase Jesús Navas y otros de otras selecciones. Los varios internacionales españoles del Barça rematan sus vacaciones dos días antes de que Del Bosque haga pública la lista, ¿se atreverá el seleccionador a incomodar al Barça con esta convocatoria no oficial?

Esa es la cuestión, ¿qué hará Del Bosque? En condiciones normales, ninguno de los que campeonaron en Johannesburgo debieran estar en esa lista. Ese día del choque con los aztecas se cumple el mes de la gran hazaña y no parece lógico que, con las vacaciones en ese tiempo, puedan los campeones saltar el charco, vestirse de corto y dar la medida que requiere el nombre del equipo español. El nombre y el prestigio de un campeón no puede socavarse tan pronto, que luego, en septiembre, hay que dar otro saltito aéreo para enfrentarse en Buenos Aires a Argentina, un combinado habitualmente complicado y que ahora estará esperándonos con las uñas bien fuera.

Con este México-España sólo se beneficia el tesorero de la Española, los demás son damnificados. Y viendo la diferencia existente entre beneficiados y damnificados, lo lógico es que Del Bosque tire por la calle de en medio y haga una lista en consonancia con lo que los clubes ponen en juego en un agosto que ya no vive sólo de carranzas, gámperes, colombinos, demás parientes y afectos. Agosto es actualmente un mes muy complicado para los que hicieron sus deberes el curso anterior, por lo que bien convendría que esta fecha de mediados de agosto se tachase del calendario de selecciones nacionales. ¿Qué hará Del Bosque? That is the question, querido lector.