LO de menos del partido de este miércoles en Málaga es qué pueda hacer España frente a Venezuela. No importa el resultado, ni siquiera importa cómo jugará la selección. Lo importante de este amistoso sucedió el pasado viernes con la lista que ofreció Vicente del Bosque, la última antes de la definitiva con los hombres que viajarán este verano a Polonia en busca de un hecho histórico como es revalidar el título de campeón de Europa de selecciones.

Una convocatoria de 24 jugadores de la que, salvo lesión o alarmante bajón de forma de aquí a mayo, se caerán muy pocos y en la que no entrará nadie más. Tres porteros, los de siempre y que no cambiarán. Siete nombres para una defensa en la que se incrusta definitivamente Javi Martínez y en la que se consolida al fin la banda izquierda con Jordi Alba y un diestro, Arbeloa. Un centro del campo pobladísimo con diez jugadores del corte del Barcelona, que tan buenos resultados viene dando al fútbol español, consolidado ya como estilo propio. Arriba, cuatro delanteros, sin Villa, que no llegará a la Eurocopa, y con la efervescente novedad de Muniain… y sin Fernando Torres.

La ausencia del jugador del Chelsea ha hecho saltar los resortes del fútbol patrio. El poderoso lobby que tiene el delantero madrileño ha empezado a mover los hilos ante una situación que no sólo es justa sino que llega tarde. Torres lleva cuatro meses sin marcar y suma apenas cuatro goles en este ejercicio. Hasta 18 delanteros españoles exhiben mejores registros que él. Si a eso se añade que el juego de la selección no precisa normalmente de delanteros y que para casos de necesidad ya están Llorente, Negredo o Soldado, la ecuación de Vicente del Bosque está prácticamente resuelta. Hechos irrefutables, datos irrebatibles, méritos que conceden una internacionalidad que se han ganado los 24 llamados y no Fernando Torres.