Tribuna Económica

Rogelio / velasco

G lobalización y cambios en el sistema de mercado

DURANTE las últimas semanas hemos tenido el caso de la aceitera Deoleo, sobre el que hemos escrito en varias ocasiones. El núcleo del caso era la pérdida de control por parte de los accionistas nacionales y regionales, de una empresa líder a nivel mundial en la comercialización de aceite de oliva.

Las discusiones públicas sobre la pérdida de control nacional de una gran empresa suelen tener lugar en los países mediterráneos y, en menor medida, en los del centro y norte de Europa. Muy rara vez aparece en los medios anglosajones un debate de este tipo sobre la venta de una empresa a otra extranjera.

Sin embargo, estos días pasados el diario Financial Times, a través de su redactor de economía y articulista más influyente a nivel mundial, Martin Wolf, publicaba un artículo sorprendente y con orientación contraria a la mantenida durante muchos años. El artículo en cuestión trata de la oferta que la multinacional norteamericana Pfizer (el fabricante de Viagra, entre otros medicamentos) ha realizado sobre la británica-sueca AstraZeneca.

Si el FT hubiese seguido su línea habitual, hubiese dicho que se crearía después de la absorción la mayor farmacéutica del mundo, con presencia en todos los países, etc. Sin embargo, en este caso el diario británico se posiciona en contra de la operación.

El argumento principal usado por Wolf es que una empresa no es sólo de los accionistas. Existen otros grupos que tienen intereses aunque formalmente no tengan ningún título de propiedad. Estos son los trabajadores y, en general, la sociedad en su conjunto que está interesada en que la actividad productiva de la empresa continúe y no se marche a otro lugar.

¿Se incrementaría el I+D con la compra? ¿Se incrementaría la competencia?¿Serían creíbles las promesas de Pfizer sobre el futuro de la empresa en Inglaterra y Suecia? La respuesta en todos los casos es no. Entonces, ¿por qué se va a permitir la operación?

Los argumentos son más encubiertos y sofisticados. Afirma que los accionistas -ya lleven 10 años en la compañía o hayan comprado acciones hace 10 segundos- son los que mejor se pueden cubrir frente a los riesgos del mercado. Frente a estos, los trabajadores son los que menos, debido a que sus conocimientos son específicos de la empresa y del sector, y si estos se ven afectados por una compra, el efecto que genera -el desempleo- sobre una zona geográfica, es devastador.

Nunca antes el FT se había opuesto a la compra de una empresa por parte de otra extranjera. Y en realidad, su posición es muy similar a la que podamos tener sobre Deoleo u otra empresa que sea adquirida por una multinacional: que las decisiones ya no estará en Inglaterra o Suecia, sino en EEUU, que las actividades de I+D se reducen localmente y se desplazan a la casa matriz, etc. En general, todas las actividades intensivas en conocimiento pierden peso localmente, cuando no desaparecen completamente, ya sea I+D, estrategia tecnológica, comercial, análisis de mercado, etc.

Defendiendo a una empresa nacional, el Financial Times ha esbozado un nuevo concepto en el capitalismo anglosajón. El tiempo nos dirá si ese cambio es permanente o solo está motivado por la impotencia ante los mecanismos de mercado que ellos ahora critican.

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