La esquina

josé / aguilar

Las malas compañías

PECADILLOS de juventud. Así se puede resumir la defensa que el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha arbitrado a raíz de la difusión de las fotografías que se hizo 1995 en el yate de Marcial Dorado -y en su compañía-, un antiguo contrabandista de tabaco que actualmente cumple condena de 14 años de cárcel por narcotráfico.

Feijóo, uno de los barones emergentes más acreditados del Partido Popular, ha explicado que trabó amistad con Dorado cuando tenía 34 años y era el número dos de la Consejería de Salud de la Xunta que presidía entonces Manuel Fraga. La relación se entabló porque ambos tenían un amigo común, Manuel Cruz, chófer de la comunidad autónoma y también testaferro de Dorado. Sorprendentemente, Feijóo dice que ignoraba en aquel momento que el dueño del barco en el que se recreaba, y compañero de otros viajes de placer, se dedicaba al contrabando y había sido detenidos dos veces, aunque quedó absuelto. Cuatro años más tarde, una vez informado de sus actividades, dejó de tratarlo, y en cualquier caso nunca firmó contratos desde su cargo en la Administración gallega, ni luego en la central, con empresas del individuo en cuestión.

Hay que creer a Núñez Feijóo cuando afirma que fue un incauto sorprendido en su buena fe y cuando niega que favoreciera desde la política los negocios del oscuro emprendedor. Vale. En realidad, lo que le persigue no son unas viejas fotos recuperadas por el rencor -vaya usted a saber quién las ha aireado casi veinte años después-, sino su propia campaña electoral y su doble vara de medir los retratos inconvenientes de políticos en activo.

Ocurrió en la campaña de 2009, cuando el Gobierno gallego bipartito (PSOE y Bloque Nacionalista) fue derrotado por el joven candidato del PP, que no era otro que Alberto Núñez Feijóo. El PP rescató durante la campaña una foto del vicepresidente Anxo Quintana (BNG) a bordo del yate del empresario Jacinto Rey, propietario de una potente constructora y adjudicatario de la Xunta en un concurso sobre energía eólica. También era antigua, de mucho antes de que Quintana soñara siquiera con ser vicepresidente. Pero a Feijóo le sirvió para desprestigiar a su oponente.

"El Gobierno gallego no se puede fotografiar con malas compañías", sentenció en 2009 el actual presidente de la Xunta. Ahora es prisionero de estas palabras.

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