EN los actos del inminente 28-F deberían tocar la novena sinfonía de Beethoven como himno de Europa. Es lo menos que se despacha como gratitud por la millonada de euros que una vez más nos llega desde la Unión Europea para que podamos salir del apalancamiento. Con lo barato que está ponerle a alguien su nombre en una calle de Sevilla, Monteseirín puede incluir en la siguiente remesa del nomenclátor la calle Comisaria Danuta Hübner. Esta señora polaca es la que manda desde Bruselas en la política de ayudas a las regiones, y cuando estampa su firma en la chequera comunitaria nos permite seguir presumiendo de que aquí se vive muy bien. Mejor que en su Polonia natal. Y todo gracias al dinero de millones de europeos, probablemente más aburridos que nosotros, en cuyos países también hay crisis pero la gente conserva más el empleo.

Danuta Hübner firmó ayer con Chaves que las pymes andaluzas se pongan en manos de Jeremie, alias del programa de financiación dotado con 235 millones de euros, de los que el Gobierno andaluz sólo pone 70. Y remarcó que a Andalucía llegan este año otros 300 millones, librados desde el plan de urgencia para la reactivación económica. Comprenderán que en días así nuestros gobernantes se pongan rumbosos y anuncien un zafarrancho de licitaciones de obras. Deberían sacar a Danuta en andas y darle la medalla de Andalucía como hija adoptiva. Ella representa los 15.000 millones de euros que nos corresponden de Europa en el periodo 2007-2013.

Entretanto, los poderes políticos, empresariales y sindicales de la concertación andaluza están encantados de verse en todas partes y seguir conduciendo en punto muerto. Ayer estaban todos juntos en Sevilla en el congreso de CCOO. Y por separado propugnaban la reactivación del diálogo social. ¿Acaso sus diálogos aquí y allá son sólo sociales por lo que tienen de acto social?