EN el período estival, Bolonia vuelve a ser más una playa que el apodo de una reforma universitaria. Pero el Espacio Europeo de Enseñanza Superior para el 2010 ya es un mito al que se le otorgan poderes sobrenaturales o maléficos según quien lo maneja cual botafumeiro. Ni una cosa ni la otra. Las universidades andaluzas no van a convertirse por arte de birlibirloque legislativo en el cementerio de los saberes perdidos ni en el parnaso tecnológico de Silicon Valley.

Me llamó la atención la protesta de estudiantes en curso contra la creación de más facultades de Medicina. Cualquier análisis sobre la evolución de la sociedad española y su competitividad indica que nos hacen falta muchos más ingenieros y médicos, amén de que una parte trabajará fuera de España, opción laboral antes imposible. Véase que las carreras más demandadas en Andalucía son las relacionadas con la salud, también son las que establecen notas de corte más duras para el ingreso. La plusmarca es de Biotecnología, con 8,89. La que más hermana la ingeniería y la medicina. Distinto es exigir que la enseñanza de la medicina sea de carne y hueso e integrada en el sistema sanitario. Tenía razón la pancarta: "Veo más pacientes en House que en mis prácticas". Ante lo que se les viene encima, los consejeros de Salud y de Innovación han acordado con las universidades andaluzas crear en los hospitales las figuras del tutor clínico y del coordinador de prácticas, obligando a los profesionales de la sanidad pública a responsabilizarse más en la enseñanza de los estudiantes de Medicina, Farmacia, Enfermería y Fisioterapia. Para cotejar lo que va del dicho al hecho, habrá que observar qué trecho ponen de su parte los jefes de servicio. Y acostumbrarnos a tener cita con el especialista y ser también analizados por estudiantes a la sombra de su tutor, que habrá de enseñarles la lección magistral de cómo suscitar confianza y no generar nervioseras.