LOS vecinos de la Plaza del Salvador, situada en pleno centro de Sevilla, han enviado una carta al alcalde en la que le piden oficialmente que elabore un plan de ordenación para que los espacios públicos de la ciudad, tradicionalmente desaprovechados, tengan un uso público "plural y colectivo". Los residentes en esta parte de Sevilla reclaman al Consistorio la organización de actividades culturales durante todo el año y un cierto criterio para ordenar los usos hosteleros, que han proliferado tanto en los últimos tiempos, sobre todo en el perímetro interior del casco histórico, que han terminado fagocitando muchos de estos enclaves urbanos, en buena medida ganados al tráfico privado gracias a la gestión del anterior gobierno municipal. La coalición PSOE- IU, con ciertos errores, logró devolver a los ciudadanos muchas de las plazas que durante lustros se utilizaron como aparcamientos al aire libre. Sin embargo, no acertó a la hora de establecer una norma que permitiera integrar todos los intereses en disputa: empresariales, ciudadanos y turísticos. Parece evidente que esta cuestión está todavía por resolver. Y debería ser prioritaria en la agenda municipal. Primero porque se trata de una vieja reivindicación de la sociedad civil -asociaciones vecinales como la del Salvador o la del Casco Norte del centro la vienen reclamando desde hace tiempo- y después porque su principal beneficiario será la propia ciudad y, por extensión, su sector turístico. En un momento en el que el gobierno municipal pretende vender una buena imagen de Sevilla al exterior, parece mucho más trascendente adoptar este tipo de medidas de gobierno, que además solucionan cuestiones ciudadanas enquistadas, que confiarlo todo exclusivamente a determinadas iniciativas de marketing cuyos efectos son bastante relativos. Los espacios públicos, como nos enseñaron los clásicos, de cuyo modelo urbano deriva el nuestro, son la esencia misma de la ciudad. Y regular su utilización, siempre con el mayor apoyo social posible, redundará en beneficio de todos.