CUANDO más queremos encontrar algo, cuanto más empeño ponemos en lograr un objetivo, más difícil se vuelven a veces dichos propósitos. Tengo una amiga, sin ir más lejos, empeñada en echarse novio y, por mucho cierre las discotecas cada fin de semana, conteste a los anuncios de contactos de los periódicos y hasta chatee mañana, tarde y noche por internet, la suya es una búsqueda, hasta el día de hoy, infructuosa. Por el contrario, las hay quienes pasan de uno a otro con una rapidez tan asombrosa que ni nos dan tiempo a enterarnos del que va ocupando sus corazones en cada momento. Y así llegan las confusiones típicas del "¿pero fulanita no estaba con menganito?" o "¿cómo se llama éste nuevo?"…

Dicha situación fue la que vivimos la semana pasada durante la celebración del Simof cuando, la simpática Marisa Jara, desfiló vestida de flamenca ante la mirada atónita del que dicen es su nuevo novio. Un chico mexicano que pasó desapercibido para la mayoría pero del que puedo certificar tanto su presencia en el evento como un atractivo especial que explicaría el interés por él de la modelo. De estatura media, con pelo largo recogido en una coleta y enchaquetado, el que se apuntaba como "enamorado anónimo" hablaba constantemente por teléfono móvil mientras, sin saberlo, era protagonista de varias instantáneas que, es probable, pronto veamos publicadas en prensa. Luego está el caso doble RR, que no se trata de la agencia de Raquel Revuelta sino de la traída y llevada amistad de Fran Rivera y Elisabeth Reyes. Y es que, aunque ambos nieguen en rotundo que mantengan una relación, lo cierto es que ella, después de pasar durante lo de las flamencas colecciones como la de Aurora Gaviño, se marchó con él a la discoteca Antique a tomar unas copitas con las que celebrar, sin paparazzis que pudieran captar su encuentro, el éxito de la jornada. Así que sigamos tirando perdigonazos al aire porque, como siempre, el pichón lo tenemos delante de nuestras narices… aunque no nos demos cuenta.