La ventana

Luis Carlos Peris

Sobre la obviedad de poder salir de nazareno

DRAMA tremendo, tragedia inconmensurable la de esos hijos que se sienten utilizados como armas arrojadizas por unos padres que ya no pueden ni verse. Las separaciones suelen acarrear unos daños colaterales en los que los más perjudicados son los hijos y luego pasa lo que pasa, que todo se va a hacer puñetas y que cualquiera sabe hasta dónde puede llegar el estropicio. No descubro nada nuevo, pero viene esto al caso por esa orden de un juez a unos padres que, en su particular guerra de los Rose, llegaron al extremo de impedir que sus hijos saliesen de nazarenos. Y el juez ha dicho que hasta ahí podíamos llegar y que se respete el deseo de unos menores que no tienen culpa del desencuentro de sus progenitores. Parece banal, pero sólo es una muestra de hasta qué detalles tan ridículos pueden llegar los daños que origina una familia desestructurada y que hasta da lugar a que un juez legalice lo obvio.

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