Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

El ofertón

SUPONGO que bajo la influencia de los bombardeos en pro del consumo que ofertan a los consumidores dos artículos por uno, tres por dos o cuatro por uno, la España política en su conjunto ha creído ganar todas las elecciones con una sola elección. En este sentido el 7-J se asemeja a uno de esos insecticidas polivalentes que igual matan un mosquito, aroman el ambiente y abrillantan los cristales. ¡Para qué queremos más si España ha hablado ya una vez! Hasta en los pueblos más recónditos Gobierno y oposición han trasladado con papel de calco los resultados de las europeas a las municipales. ¡Incluso se ha colado un titular que sostenía que Griñán había revalidado la presidencia de la Junta, una hipótesis que convierte al sucesor de Chaves en doble ganador sin la vaina de encabezar una candidatura! Eso sí, nadie, hasta donde sé, ha aplicado el mismo consecuente a Javier Arenas y lo ha proclamado perdedor de las autonómicas por vía europea.

Como ganador, el PP ha sido el partido que más se ha dejado llevar por los espejismos y así anda exigiendo al Gobierno arcos florales en todas las esquinas para celebrar el triunfo. Entre los apóstoles de la derecha, sin embargo, ha habido ciertas diferencias de criterio que dejan en evidencia la mezcla de irrealidad y deseo de dichas interpolaciones. Así, el diario La Razón sentenciaba que el PP, con los mismos resultados en las generales, estaría ya gobernando. En cambio, Luis María Anson, mucho más realista, lamentaba en El Mundo que con tales resultados el PP seguiría en la oposición pues, sin mayoría absoluta, los socialistas y sus previsibles aliados formarían un gobierno de concentración que dejaría seco a Rajoy y evidenciaría su soledad.

El sentido de irrealidad que desprenden estos análisis ha conducido incluso a plantear en las Cámaras quién ha vencido no en las europeas sino en esas perifrásticas "primeras elecciones nacionales desde el 9-M", como las han bautizado ciertos dirigentes del PP.

Por una vez, seamos realistas y reconozcamos lo posible. Y lo posible es que con una abstención superior al 50% y en el golfo de la crisis, el PP ha ganado por 600.000 votos las elecciones europeas, lo que es un indicativo de lo que piensa el pueblo español en una coyuntura política determinada. La victoria, además, es un refuerzo valioso para el proyecto político de Mariano Rajoy. Punto seguido. Igual que la derrota del PSOE es, además de un gran fracaso, una muestra del hartazgo que está cundiendo entre sus electores por los errores tácticos y electorales y por un optimismo insolente que no se cree nadie.

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