La ciudad y los días

carlos / colón

De pactos y vetos

CAMERON es el peor político inglés desde aquel Neville Chamberlain que dejó el Reino Unido (y a Europa toda en unión al igualmente nefasto Daladier) a los pies de las botas alemanas tras firmar los pactos de Múnich. ¿Exagerado? El tiempo lo dirá, pero de momento la unión del Reino se resquebraja, tories y laboristas se desgarran en luchas intestinas, los partidarios del Brexit se traicionan unos a otros mientras lo que prometieron se desvela como vergonzosas mentiras que menguan aún más la credibilidad de la clase política.

Los malos políticos son los que, en vez de resolver los problemas, los agravan. O incluso, como en este caso, los crean. Cameron es el ejemplo más dramático por convocar el referéndum: algo tan grave y que precisa de tanta información no puede ser decidido en un referéndum, traspasando a los ciudadanos, como se ha visto fácilmente manipulables, una responsabilidad que sólo deben asumir los políticos electos y decidiendo el futuro de una nación con un resultado tan ajustado (51,9% frente a 48,1). Y un futuro ilimitado, no sólo cuatrienal como el de las elecciones.

En España también padecemos una racha de malos políticos, tan asombrosamente incapaces de solucionar los problemas como hábiles para crearlos. Fracasaron tras las elecciones de diciembre, obligándonos por primera vez en nuestra historia a repetir unas elecciones. Y parecen empeñados en seguir fracasando al poner trabas a la gobernabilidad. Por eso los ciudadanos han vuelto a dar la victoria, y con mayor amplitud, a Rajoy. Todo lo gris que se quiera, pero el más fiable y serio. De Pablo Iglesias y los suyos poco había que esperar y mucho que temer. Que se entretengan, en la pura tradición comunista, con sus purgas internas ("extirpar las malas hierbas"). Del PSOE hay mucho que esperar, pero de Sánchez poco. Rivera mete la pata cada vez que abre la boca, arrastrando su partido hacia el abismo de personalismo e indefinición que se tragó a UPyD.

Hasta los intelectuales que firmaron el manifiesto fundacional de Ciudadanos se oponen a su irracional veto a Mariano Rajoy. Uno de ellos, Francesc de Carreras, ha escrito: "Ciudadanos se ha complicado la vida al empeñarse en vetar a Rajoy como posible presidente. Entrometerse en las decisiones de otro partido no parece serio, ni es un buen precedente democrático… ¿Vetar a Rajoy no es hablar de sillones?". Sensatas palabras.

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