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El poliedro

José Ignacio Rufino / Economia&empleo@grupojoly.com

No es país para jóvenes

España, Italia y otros países se encuentran ante un problema de desempleo juvenil crónico

AFRONTAMOS la que en palabras de Guindos va a ser una reforma laboral "extremadamente agresiva". El ministro de Economía con atribuciones exteriores (las interiores, excluida la reforma del sistema financiero e incluida la cuadratura del círculo autonómico, residen en Montoro) hablaba en el patio con el delegado de clase y dueño de la pelota, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn. Los micrófonos captaron que el español le aseguraba al finlandés los ingredientes que Olli esperaba en la reforma, plato que lleva "extrema agresividad" y poca indemnización por despido, cosa que engorda mucho a las empresas.

Guindos ha aclarado el malentendido con un dribling fino: la agresividad extrema se refería a la intensidad en la lucha contra "la lacra española del paro", y no a la desregulación laboral definitiva. También hay que tener en cuenta que a veces nos expresamos superlativamente sin necesidad, y decimos "superfenomenal", o cosas peores, cuando queremos decir "bien". A Mario Monti, el zipayo técnico de Merkel en Italia, también lo cogieron en un rehúse hace unos días. Dijo que un trabajo fijo a largo plazo era tan monótono… supermonótono. Italia es un buen vecino al que mirar las barbas.

Uno de los grandes problemas del género humano es confundir los deseos con la realidad. La confusión de la teoría con la realidad es también una patología al uso. En Italia claman los atribulados gobernantes contra la monotonía del trabajo fijo y la estúpida vocación de vivir cerca de los padres una vez empollinados. Sin embargo, la hija de la ministra de Trabajo -trabajo-tiene no uno, sino dos trabajos fijos y monótonos, y a tiro de piedra de los padres. Tirar con pólvora del rey, otro grave vicio. El caso de la chica -oncóloga, que ha sabido aprovechar sus talentos- es sólo un ejemplo de la brecha habitual: no somos capaces de ser generosos; la hipocresía señorea, y miramos solamente por lo nuestro. Nuestros políticos de izquierda o derecha no llevan a sus hijos a colegios públicos. La hija de la ministra Fornaro, que así se llama, ha ido a Estados Unidos a especializarse. Para acabar en Turín, al lado de sus padres. Honra a sus padres el dar todo por el futuro de sus pequeños, siempre pequeños. Todos queremos lo mejor para nuestros cachorros. Por eso ofenden las recetas que el médico no se aplicaría.

España ostenta el mayor nivel de paro juvenil de Europa. Sostenemos universidades públicas que forman a pájaros que a la postre, y en el mejor de los casos, han de volar fuera, e irse a dar su rendimiento a otros países (o regiones, ¿es usted padre de andaluces?). Una ecuación perversa. Guindos quiere ser extremadamente agresivo con el paro -Dios lo ilumine-, pero seguramente tendrá a sus hijos cerca, o a tiro de avión. No hagamos demagogia; pero no toleremos tampoco que se nos adjudique la segunda división por dogma: ¿a trabajar, lejos? ¿Por qué? Está bien la movilidad, la disponibilidad a marcharse a buscar nuevos mares. Pero en absoluto es la solución.

Cuando esto se escribe, el Gobierno anuncia que quienes se quedan en el paro con derecho a percibir subsidio pueden disponer de toda su percepción de una vez, siempre y cuando lo inviertan en montar su negocio. Una forma algo desesperada de promover la iniciativa privada. Una buena iniciativa. Lo hacemos por necesidad. Pero es una buena medida. Porque quienes predican la movilidad geográfica y funcional -y disculpen la añeja terminología- como válvula de escape suelen no tener problemas laborales.

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