CONTRA el pistoletazo de salida que significa el montaje de los palcos de cara a la estructura de la gran celebración no puede la lluvia. Es de las pocas cuestiones que se le escapan a su influjo, a esa influencia tan inoportuna del líquido elemento que cae del cielo. Ya está ese inmenso mecano depositado en la Plaza de San Francisco para que se vaya ensamblando así que esté a punto para el paso de la Borriquita así que sea Domingo de Ramos en todos los almanaques. La lluvia se llevó por delante el pistoletazo del vía crucis de las hermandades, ha deslucido la presencia de más de un centenar de periodista de España que estaban aquí de congreso y obligó a vestirse de capa pluvial en la entrega de los premios de la Maestranza, pero no puede con el gran mecano, que avanza paso a paso, tornillo a tornillo, tubo a tubo, de forma inexorable para que Sevilla presencie su fiesta más grande.
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