ANUNCIÁBAMOS no hace mucho que llegaría el día en que no se supiese en la víspera la hora del partido. Con lo de la guerra de las televisiones y la táctica de dejarse arrancar un ojo si al rival lo dejan ciego, cada día se retrasaba más la programación de la jornada de fútbol, de ahí que nos temiéramos eso de que no se supiese la hora de comienzo hasta poco antes, muy poco antes. Nos quedábamos cortos, mi amigo, pues ha llegado el momento, no de que no se sepa el día antes la hora de comienzo, sino algo mucho más importante, la localidad donde va a celebrarse. Toda la víspera que si Madrid que si Sevilla, Sevilla al fin.

A todo esto, el papel del Barcelona sin saber dónde dirigirse mientras su autocar cruzaba España rumbo a Sevilla y con el chófer oído bien abierto a cualquier contraorden para un automático cambio de rumbo a fin de enfilar la capital de España. Poco serio todo y la causa de tamaña informalidad la tuvo, la tiene y la tendrá la Real Federación Española de Fútbol que todavía dirige el acosado Ángel María Villar Llona. El hombre ha querido dar un golpe de autoridad con este hostigamiento al vulnerable Betis, con estas prisas por que se cumpliera una condena que no era firme, ya que no había llegado a sus últimas instancias en plena vorágine de recursos.

Cuando asegurábamos temernos lo de la tardanza en hacer públicos los horarios, con la deriva de perjuicios a la hora de organizar viajes de los equipos visitantes, nunca podíamos pensar que se iba a llegar a lo de este Betis-Barcelona, que es un partido muy importante dentro del calendario liguero desde siempre. No sé si la semana próxima va a ser inhabilitado Villar por el Consejo Superior de Deportes, pero si es así bien podrá presumir el ex futbolista y abogado por Deusto de haber formado un buen lío en señal de despedida. Era viernes, las horas iban pasando y seguía sin saberse dónde se jugaba el Betis-Barça de hoy, sábado. Vaya pase de pecho, Ángel...