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La tribuna

Giner Iglesias

La pasión de los trabajadores

Ahora que salimos de la Semana Santa, en la que se conmemora la Pasión de Cristo, no es mal momento para referirse a la pasión que están sufriendo los trabajadores en España, pasión que, mucho nos tememos, no va ser de una semana, sino que va a afectar a más de una generación. 

La regulación del mercado de trabajo español ha sufrido, desde 2012 para acá, una transformación radical, con disminución de los derechos y de los ingresos de los trabajadores y con ataques a las líneas de flotación de sindicatos y organizaciones patronales. Asumiendo, sin más ni más, la ideología -porque de ideología se trata- del liberalismo puro y duro, se ha buscado la competitividad a costa de la rebaja de los costes laborales y de la transformación de los derechos derivados del contrato de trabajo. 

Así, un punto clave de la reforma fue, en cuanto a las extinciones de los contratos -despidos colectivos e individuales-, la desaparición de la autorización administrativa en los procedimientos de reestructuración de empresas, con abandono del control de adecuación de las medidas empresariales. También se intentó impedir el control de los órganos jurisdiccionales, aunque éstos han continuado ejerciendo su función constitucionalmente reconocida. Por otra parte, se ha disminuido la indemnización por despido improcedente, tanto en la cuantía, pasando de 45 a 33 días por año trabajado, como en el límite, de un máximo de 42 mensualidades a uno de 24, además de suprimirse los salarios de tramitación.

Por lo que se refiere a la posibilidad de alterar unilateralmente las condiciones de trabajo, ahora se permite una distribución irregular de la jornada que, en defecto de pacto, podrá decidir el empresario, por su cuenta, a lo largo del año; se amplía la movilidad funcional, es decir, el cambio de tareas del trabajador; se facilitan los traslados y desplazamientos; y, sobre todo, se amplía el juego de la modificación sustancial de condiciones de trabajo, que puede incluir disminuciones de las cuantías salariales no recogidas en convenio colectivo. 

En cuanto a las modalidades de contratación laboral, se introdujo un nuevo "contrato indefinido de apoyo a emprendedores", que se caracteriza porque tiene un periodo de prueba de un año, con despido libre durante ese tiempo y sin ninguna indemnización. Además, se retoca la contratación a tiempo parcial para facilitar su utilización, con un uso flexible de las horas complementarias; y se "ajusta" el contrato para la formación y el aprendizaje, en el que se amplían la edad máxima para el trabajador y la duración. 

Por lo que respecta a la protección del desempleo, entre otras medidas, se ha disminuido en la prestación contributiva el porcentaje a percibir a partir del día 180, del 60%, al 50%; se ha suprimido el subsidio de trabajadores mayores de 45 años que agotaran una prestación de desempleo de 720 días de duración; y se incrementa de 52 a 55 años el acceso al subsidio asistencial que facilitaba el enlace con la jubilación, estableciendo, además, como límite temporal máximo el acceso a la jubilación anticipada y exigiendo un límite de ingresos colectivo a la unidad familiar en lugar del individual. 

Por otra parte se ha producido un debilitamiento objetivo e intencionado de las organizaciones sindicales y patronales, al disponer la primacía del convenio de empresa en determinadas materias frente al convenio de sector, al potenciar el descuelgue del convenio ampliando las causas y estableciendo fórmulas de solución externas de discrepancias, así como limitando la ultraactividad de los convenios a un año desde la denuncia, salvo pacto en contrario. 

Ahora, parece, está creciendo algo el empleo. ¿A costa de qué? A costa de una devaluación interna de las rentas salariales y un incremento sangrante de la desigualdad en España. A costa de que no se haya mejorado la calidad en el empleo, de que el número de trabajadores indefinidos disminuya paulatinamente, de que se cree empleo precario, temporal y a tiempo parcial forzoso, de que disminuya la tasa de cobertura de las prestaciones y subsidios de desempleo y de que no se haya sido capaz de proteger la exclusión social, salvo en concretas comunidades autónomas.

Continuar con un porcentaje elevado de empleo precario, aumentando el trabajo a tiempo parcial forzoso, concentrado en mujeres y sector servicios, con flexibilidad para aumentar la jornada real en un país con la economía sumergida que tenemos… No son formas de consolidar un país en un mundo competitivo que vive una nueva era. Todo ello, adobado por el incremento brutal de la desigualdad en el reparto de la renta nacional, renta que se crea entre todos. Habrá que cambiar el modelo productivo, sí; pero también el modelo de regulación laboral. Si no, al mundo del trabajo le tocará seguir padeciendo. Mientras aguante…

 

Giner Iglesias es un colectivo integrado por José Rodríguez de la Borbolla, Antonio Ojeda, José María Romero, Eduardo Rejón, Salvador Durbán, Guillermo Gutiérrez, Francisco Moreno Franco, Fernando Soto, Rosamar Pietro-Castro García-Alix, Evangelina Naranjo Márquez, Ángel López López, Francisco Rodríguez Martín y Enrique Martínez Lagares 

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