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La tribuna

jaime Valdivieso Bustamante

Los pecados de Aznar

LOS continuos ataques de Aznar a Rajoy, su jefe, en periodo preelectoral es asunto grave. Pero hacerlo en público con luz y taquígrafo se convierte en pecado mortal. El factor corrupción puede ser lo que explica la volatilidad de los votos que dieron mayoría absoluta a Rajoy en 2011 y que el 20-D lo castigaron votando a C's. Pero a la vista de estos resultados es posible que, ahora, muchos castigadores vean que el PP es la opción menos mala y estén dispuestos a votarle si no cambian de opinión por la sabiduría de Aznar.

En los dardos contra Rajoy, el presidente de Honor del PP lo acusa de "relajar" el esfuerzo de contención del déficit y de la "espiral" de problemas que va a traer la elevada deuda pública que ya sobrepasa el PIB y lo compara con los logros alcanzados en ese terreno durante su legislatura. Una comparación seria y profesional no se puede limitar a la cifra de déficit, sino que debe abarcar la situación económica y social existente al comienzo de ambas legislaturas. Si bien es cierto que al inicio de la era Aznar la situación no era paradisíaca, Rajoy heredó el infierno de aquel ZP que negaba la existencia de una crisis, que falsificó las cifras de déficit y mandó a millones de personas al paro.

Según comentó la prensa, aquella comparación no se limitaba a insinuar de forma sibilina yo soy mejor que tú, sino que también aludían al diseño de la campaña electoral "basada en polarizar la competición" entre Rajoy y Podemos y advertía sobre el caos y la pobreza que llegará a España si el próximo Ejecutivo depende de Pablo Iglesias. Agregó el ex presidente que es necesario "abandonar de inmediato cualquier tentación de polarizar, de amedrentar, de extremar, de excluir, de radicalizar, de dividir, de enfrentar a unos españoles contra otros".

El pasado día 2, en el Instituto Atlántico de Gobierno que él preside, continuó Aznar su habitual ataque a Rajoy soltando frases similares y urgiéndole a retomar "con el máximo empeño todas las tareas destinadas a vincular, acercar, consensuar, ayudar, incluir, confiar y acordar entre españoles cuanto se necesite para defender el marco de convivencia", y agregó que todos tenemos la obligación "de contribuir con los sacrificios personales que sean necesarios en cada momento". Esta última frase dirigida al presidente es la joya que nos induce a los mal pensados a suponer que esa retorcida sugerencia significa apártate Rajoy (¿para ponerme yo como candidato a la Presidencia?).

Reconozco que si Rajoy se apartarse los resultados del PP mejorarían el 26-J, no por las recriminaciones de Aznar, sino por esa extraña incapacidad del presidente en ejercicio para destapar la corrupción en su partido. Esto no debe suponer colocar en su lugar a un Aznar tan contaminado como Rajoy (Gürtel, Bárcenas etc.), sino a alguien libre de sospecha para poder votar al PP quienes creemos que es el mal menor.

Comprender qué impulsa a Aznar a actuar así perjudicando a su propio partido y al presidente que él mismo propuso no es tarea fácil. Tal vez observando detalles de su personalidad, de sus actos y opiniones sería posible formular alguna hipótesis que lo aclare. ¿Se trata de una patología senil, falta de ética, ambas cosas o algo peor...? Si la arrogancia es un pecado frecuente entre los políticos, Aznar demuestra no ser una excepción cuando habla en público, pero esto sólo explica parte de sus males.

La grave irresponsabilidad de Aznar en sus críticas a Rajoy lleva a recordar su falta de acierto al participar en un hecho que tiene conmovida a toda la humanidad. Aquella foto del Trío de las Azores de 2003 en que aparecen sonrientes y orgullosos los presidentes Blair, Bush y Aznar acompañados del anfitrión Durao Barroso, registró el acuerdo de invadir Iraq acusado de poseer armas de destrucción masiva. Según informó The Guardian en septiembre de 2007 allí se habían producido desde el comienzo de la invasión cerca de 1.200.000 muertes violentas, en su mayoría víctimas civiles y niños y el genocidio continúa hoy.

Las armas de destrucción masiva nunca aparecieron en los ocho años que duró la guerra. Así reconoció Bush en diciembre 2008 que el mayor error de su presidencia fue hacer caso a los informes de inteligencia que le informaron la existencia de esas armas de destrucción masiva. Un año antes Durao Barroso declaraba que lo "engañaron" en la reunión de las Azores, puesto que en ella se habían mostrado documentos que probaban la existencia de armas de destrucción masiva y que posteriormente, resultaron falsos y añadía que fue Aznar quien más solicitó la celebración de la cumbre previa a la guerra de Iraq. ¿Qué dice Aznar al respecto? En El Correo de 15/9/2009 confiesa que ¡volvería a actuar como en 2003!

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