Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Una película llena de ridiculeces y de indignidad

El timo que le han dado al Sevilla es un caso en el que ninguna parte está exenta de culpa

Esperpéntica está siendo la marcha de Vitolo al Atlético de Madrid, no sé si la más esperpéntica que registra la historia del fútbol, pero que está en posición destacada no lo duda nadie. Mucho se están cargando las tintas sobre la imprudencia de Pepe Castro y no les falta razón a esos críticos, pero me inclino a dictaminar que en esta película no hay buenos, ya que todos han obrado de forma tan inadmisible que aún no la asimilamos.

El petardo del presidente del Sevilla ha sido de órdago, ya que con lo que lleva en esto, casi veinte años, ya podía haber aprendido que en los tiempos que corren nada está cerrado hasta su firma; a veces, ni así. Petardo espectacular, pero es el único rol en el que no se ve práctica espuria. El hombre hizo un esfuerzo sobrehumano por quedarse con su mejor activo y en su debe sólo queda el haber dado la noticia anticipadamente, pero totalmente lógico por la alegría que le embargaba.

Dicho lo cual vayamos a los papelones de la cómica película. Lo del Atlético de Madrid tiene explicación si no fuese porque está haciendo unos equilibrios demasiado peligrosos dada la situación legal en que se halla. Presionado por el omnímodo Diego Simeone se fue por el jugador cuando parecía perdido y lo hizo hipotecándose hasta no se sabe dónde. Pero su papel de ir por su objetivo por todos los medios sólo tiene el reproche de su situación ante FIFA.

Luego hay otros dos en el reparto que no son de recibo. Sobre todo el que recita Las Palmas y que deja al club canario con la dignidad en los sótanos. Su rol de puente por cinco meses resulta nauseabundo a más no poder. ¿O qué decir de Bahía? y a la que cualquier día habrá que hacerle un homenaje en esta ciudad, en toda la ciudad. Y para terminar, el papel del futbolista, yendo de una postura a otra como el que lava. Lo dicho, una película de ridiculeces e indignidad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios