DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Con efecto

javier / mérida

El peligroso 'apartheid' de Los Bermejales

ESPERPENTO hasta cierto punto lógico en Lepe, urge en el Betis una profunda reflexión sobre otro capítulo de la política deportiva que se lleva a cabo y que amenaza, incipientemente aún, con enquistarse e irse cobrando una gravosa factura conforme avance el estío y, llegado el caso, hasta en plena competencia. Seguramente, los más avezados ya han adivinado que se trata del vestuario.

Y es que uno no conoce ningún equipo ni, más concretamente, ningún Betis que haya festejado éxitos ni sellado objetivos con un camerino revuelto. Hogaño, asoma sesteante en la calina y el silencio imperante, pero en absoluto lo está. El apartheid que viven los futbolistas descartados no ha hecho sino acentuar la ósmosis entre éstos y el resto de sus compañeros.

El vestuario del Betis ha sido, y de ello se han vanagloriado todos en el club -desempólvese ese magnífico reportaje del Plus-, la gran baza, junto a Pepe Mel, del brillante ascenso logrado. Pero, precisamente por eso, el ghetto habilitado en Los Bermejales tiene pinta de derivar en un mixtifori de aúpa.

No se antoja justo ni es elegante que unos niños de la cantera más un grupito de peloteros de carácter débil y con fichas al uso se vean marginados y otros que no valen ni para atarles los cordones, y que llevaron al Betis a Segunda, hagan el ridículo ante el San Roque porque cuesta dinero echarlos y si los orillas te montan un lío gordo. Algunos, con el aditamento de sus turbios asuntos en los juzgados.

Para colmo, me relata un hombre de fútbol que estuvo en Lepe que Vadillo solo se hubiese merendado al equipo de Juanito. Y quizá lleve razón. Aunque lo incuestionable es que si el Betis quiere rascar plata por el puertorrealeño es necesario que éste juegue y que el paisanaje vea que ha dejado atrás sus lesiones. Pero quizá el miedo resida en que forme el taco con el balón y sea impopular deshacerse de él, a sabiendas de que durante el curso podría de nuevo darse a la galbana como en el anterior.

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