La tribuna

francisco J. Ferraro

De pelotas y tejados

DESPUÉS de más de 200 días con Gobierno en funciones, y tras dos elecciones generales, aún seguimos en la inseguridad de si se podrá formar un nuevo Gobierno, y con la casi certeza de que si finalmente se constituye será un Gobierno débil e incapaz de abordar las grandes reformas que el país necesita y que la mayoría de los españoles reclaman, lo cual, más allá de responsabilidades singulares de partidos y personas, nos pone de manifiesto la disfuncionalidad de nuestro sistema político para representar con fidelidad los intereses de los ciudadanos y para abordar con eficacia los problemas y los retos a los que se enfrenta el país.

A estas alturas del partido no sabemos con seguridad en qué tejado está la pelota ni la naturaleza de ésta. El PP sigue reclamando la colaboración de otros partidos (singularmente del PSOE) para sustentar un Gobierno de amplio apoyo o, cuando menos, que le permitan formar Gobierno en minoría. El PSOE sigue instalado en el no a cualquier colaboración con el PP, e invita a Mariano Rajoy a que se esfuerce en negociar con sus "aliados potenciales" y a Ciudadanos a que formalice su apoyo. Ciudadanos acepta abstenerse en segunda vuelta para que el PP pueda formar gobierno, lamenta que se descarte un "gobierno de consenso constitucionalista", y reclama la colaboración del PSOE para que se pueda formar gobierno. Mientras tanto, Unidos Podemos le pide al PSOE que mire a la izquierda, que impida un Gobierno del PP y que lo intente con ellos y otras fuerzas de izquierda nacionalista, mientras que le recuerda que si por activa (apoyo) o por pasiva (abstención) permiten formar un gobierno del PP serán cómplices de las políticas de éste.

Ante este panorama una encuesta de Metroscopia publicada esta semana pone de manifiesto que el 89% de los españoles prefieren algún acuerdo a volver a las urnas, por lo que el 60% (55% entre los potenciales votantes del PSOE) opina que si fuese necesario el PSOE se debería de abstener y dejar gobernar a Rajoy. Estos porcentajes se elevan al 73% de los encuestados y al 74% de los potenciales votantes socialistas si el apoyo a un Gobierno de Rajoy se hace a cambio de una serie de reformas pactadas. A favor de un gran acuerdo que abordase las grandes reformas institucionales y económicas se han pronunciado tanto el PP como Ciudadanos, y en el programa electoral del PSOE se incluyen algunas de estas reformas. ¿Por qué entonces esta discordancia entre la posición del PSOE y los deseos de la mayoría de los ciudadanos, incluso de sus votantes?

La única explicación razonable es que los intereses de los partidos no son necesariamente coincidentes con los de los electores, pues el principal interés de los partidos es mantener su poder y, a ser posible, aumentarlo, por lo que deben evitar decisiones que les reduzca su apoyo electoral en el futuro. El PSOE se encuentra en una complicada situación, pues, aunque sea un partido de gobierno y comparta la necesidad de ciertas reformas, si apoya un Gobierno de consenso reformista corre el riesgo de que se le vincule con "la derecha" y sus políticas, y que pierda la hegemonía como partido de izquierda frente a Unidos Podemos, cuyo líder ya se ha postulado como jefe de la oposición.

Además de este riesgo, en los próximos meses el nuevo Gobierno tendrá que aumentar los impuestos y/o recortar el gasto público como consecuencia de los incumplimientos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y tendrá que abordar una severa reforma del sistema de pensiones, todo ello en un marco internacional de mayor incertidumbre económica y sin la ayuda de los factores externos que han favorecido el crecimiento y el empleo los dos últimos años, por lo que la potencial colaboración de otros partidos con un gobierno del PP les implicaría costes políticos.

Por ello, a día de hoy, la pelota sigue en el tejado del PP según el PSOE, y en la del PSOE según el PP y Ciudadanos, aunque, una vez descartado un Gobierno sostenido por un programa de reformas de los partidos constitucionalistas, parece abrirse la posibilidad de un gobierno en minoría del PP en segunda vuelta, para lo que ya cuenta con la abstención de Ciudadanos a lo que tendría que sumarse alguna solución que tenga en la manga Pedro Sánchez que, a pesar de su reiterado no al Gobierno del PP, asegura que serán parte de la solución y que no habrá terceras elecciones,... entre otras razones, porque les saldrían muy caras.

En cualquier caso, y más allá de los regates tácticos del momento político, lo que el proceso electoral pone de manifiesto es que el sistema político español no es el más adecuado para representar los intereses de la mayoría de los ciudadanos que prefería un gran acuerdo constitucionalista, y que no es eficiente para resolver los problemas de gobernabilidad, por lo que deberíamos reflexionar sobre las orientaciones de su necesaria reforma.

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