DEL juicio y condena por jurado popular a una joven boliviana, que se arrepentirá toda su vida de haberse ido de ligue a una discoteca y de abandonar al niño con parálisis cerebral que murió solo por falta de la atención que le confiaron sus padres, tiene especial interés la rebaja en la petición de pena porque se constató la tremenda inmadurez de la canguro, sin papeles en España. Es condenada de homicidio por imprudencia. Los psicólogos la definen como "pasiva, dependiente, inhibida, temerosa, inmadura, de poca iniciativa y siempre espera que la solución venga de instancias superiores".

Ése no es sólo el retrato robot de una joven inmigrante no socializada en los problemas y soluciones de nuestra forma de vida, que tuvo pánico de acudir a la Policía para decir que había perdido las llaves de la casa donde estaba el niño sin sus padres. También muchos jóvenes sevillanos carecen del sentido de la responsabilidad y no ven que sus agobios son poca cosa comparados con el problema que han creado y que deben alertar (en lugar de ocultar) para que otros lo solventen.

Sí, para la convivencia de propios y extraños, todos han de recibir en las aulas una adecuada educación para la ciudadanía. Que incluya el estudio de casos como éste para salvar vidas. La mayor parte de los chavales desconocen que, en un caso así, los bomberos pueden entrar en el piso. Cuánto no habrían pagado los padres (arrepentidos por su inmadurez al elegir tan mal a quien dejan al mando de su hogar), con tal de tener vivo a su hijo, por los gastos de emergencia y por reponer la puerta rota.

Y otra necesidad complementaria: cuando los inmigrantes llegan con edad superior a la de la enseñanza obligatoria, deben recibir un curso intensivo como el propuesto por el Gobierno británico para que sepan manejarse en una sociedad cuyos sistemas de garantía y protección desconocen por completo.

P.D.: Repasen el citado perfil psicológico. Le cuadra a la España de hoy a merced de la crisis.